De arreglar los escenarios pasó a ser protagonista de sus presentaciones.

Walter Albarracín es una de las figuras más representativas de la danza boliviana. Lleva 4 décadas de entrega absoluta al baile.

Desde muy pequeño Walter Albarracín dedicaba su tiempo libre a ayudar a su padre con la tramoya del teatro Achá, y al cumplir los 17 años su vida cambió totalmente cuando el artista Mario Leyes Méndez lo invitó a participar en la presentación de una danza de piama, típica del Beni.

Walter no imaginó que de ahí en adelante dedicaría su vida a la danza.

Él fue el primer artista que incursionó en el Dance Studio Jazz en el departamento. Recuerda que cuando decidió ser bailarín solamente se enseñaba clásico y folclórico en Bolivia. Los maestros con los que se formó fueron Mario Leyes y Melo Tomsich.

Cuenta que la decisión más difícil de su vida fue cuando determinó que se dedicaría a la danza de manera profesional porque no contaba con el apoyo total de su familia.

“Todos me decían que me iba a morir de hambre porque de la danza no se puede vivir, y aquí estoy a mis 60 años enseñando lo que más me gusta”, dijo.

El gran aporte de Albarracín a la cultura cochabambina es de dimensiones incalculables, porque formó a varias generaciones de niños y niñas que incluso hoy tienen sus propias escuelas de baile como Wilson Peñaranda, Luis Ríos, Noé Pérez, Juan Carlos Velasco, y otros que radican en La Paz, Santa Cruz y Beni.

Su escuela es hoy en día su segunda casa, pasa allí la mayor parte del día enseñando a niños desde los 6 años. Su grupo de bailarines “Los fieles”, tiene más de 15 años junto a él.

Participaciones y reconocimientos 

Aunque actualmente Walter Albarracín ya no participa como parte del cuerpo de baile, su trabajo es reflejado en las presentaciones que trascendieron fronteras y estuvieron presentes en varios concursos de Latinoamérica.

Este mes el artista fue reconocido por la Alcaldía Municipal de Cochabamba y la Cámara de Diputados.