Un empresario no aporta a la AFP y trabajador ve su futuro fuera del país
A los 40 años, el empresario cochabambino Andrés, que pidió reserva de su apellido, admite que todavía no pensó en su jubilación y no aporta a ninguna Administradora de Fondos de Pensiones (AFP). Su prioridad es que su empresa, con tres operarios, pueda sobrevivir, en un contexto de competencia desleal por el ingreso de productos de contrabando y el estancamiento de la economía, que golpea a las pequeñas empresas.
Desde hace 10 años trabaja en emprendimientos de minería, producción de muebles de melamina, construcciones y publicidad. Recuerda que cuando empezó a trabajar, a los 21 años, en su primer empleo le dieron la opción a aportar a la AFP o recibir sin el descuento. Optó por recibir su sueldo completo, porque tenía el plan de iniciar un negocio propio. Afirma que la mayoría de los emprendedores posterga el tema de la jubilación, porque primero está pagar a los empleados, entre otros gastos.
En las reuniones con otros empresarios, la temática de la jubilación no está en la agenda y los únicos que aportan son los dependientes, porque el descuento es obligatorio.
Andrés estudia la posibilidad de tomar un seguro de vida privado que le permita asegurar a su familia y retirar montos parciales a partir de cierta edad.
Por ahora, sus operarios tampoco aportan a las AFP y solo obtienen el pago diario de un jornal. Andrés afirma que una de sus metas es afiliar a su personal a la AFP.
Dos consultores en línea de una empresa del Estado confiesan que ir a pagar su aporte mensual a la Administradora de Fondos de Pensiones es molesto y que si tuvieran la opción pedirían no aportar más. Uno de los consultores considera que ese descuento lo destinaría a ahorrar, para luego comprarse un departamento.
Wari Quisbert, de 23 años, empezó a trabajar desde que tenía 9, pero en ninguno de sus empleos aportó a alguna AFP.
En su actual trabajo, con contrato a plazo fijo, su salario nominal es de 2.600 bolivianos, pero su cheque mensual es de 2.200 bolivianos. Supone que el descuento es para la AFP, pero no tiene ningún comprobante ni número NUA.
Lamenta los años que no pudo ahorrar para su jubilación. Para asegurar su vejez, piensa en emigrar a otro país y ahorrar. No quiere estar en las protestas de rentistas que exigen sus derechos.
Wari empezó a trabajar con su tío, que reparaba lavadoras, cocinas y refrigeradores. Su primer “sueldo” fue porque reparó sin ayuda una lavadora. Después de seis años de esa labor, quedó decepcionado porque su tío cobraba 300 bolivianos por cada reparación que hacía él y le pagaba solo 25 bolivianos por su trabajo.
Luego se empleó como cargador de parlantes de grupos folclóricos, pero le pareció un trabajo duro; entonces encontró empleo en un café internet. Sus ingresos eran bajos, pero le permitían pagar su comida, sus pasajes y comprar algo de ropa.
Su siguiente empleo fue de ayudante de albañil, pero le pareció que rozaba con la esclavitud.
Después, se dedicó a pintar casas, junto a unos amigos, hasta que una clienta les hizo problemas acusándolos de robo.
Wari se fue de voluntario a la Isla del Sol y allí fue cocinero y cumplió otros oficios. También descubrió su nueva pasión y habilidad: la fotografía.
En La Paz, consiguió empleo como barman y mesero. Estaba feliz con esos oficios que exigen trato con la gente, hasta que ocurrió un crimen cerca del local. Le obligaron a callar y le amenazaron. Se fue de voluntario a Samaipata y rápidamente halló empleo como técnico, conserje y mesero.
Cuando no tiene empleo, Wari vende las masitas que prepara su mamá.
Mil oficios
Algunas personas empiezan su vida laboral muy temprano y cumplen diversos oficios, sin aportar a las AFP para su futuro.
4.5
Es la tasa oficial de desempleo en Bolivia
El desempleo abierto urbano pasó de 8.1 por ciento en 2005, a 4.5 por ciento en 2017, para ubicar a Bolivia como el país con la menor tasa de desempleo de la región, según el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Mario Guillén.