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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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El desarrollo óseo, a lo largo del tiempo

Durante toda su vida, los huesos se encuentran en constante renovación y deterioro. ¿Cómo se debe acompañar el proceso?
El desarrollo óseo, a lo largo del tiempo



Como tejidos vivos que son, los huesos cumplen un ciclo natural que, de comprenderse, puede dar pistas importantes para evitar su deterioro precoz.

Hasta los 10 o 12 años de edad, explica el portal de la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF), lo que más necesitan los huesos es nutrición y movimiento; a partir de esta edad, con la aparición de la pubertad, el proceso pasa a ser controlado por los esteroides sexuales y hormonas del sistema endócrino, propiciando que la masa ósea de los varones aumente más que de las mujeres.

Así, resulta crucial procurar que en la niñez y adolescencia se alcance el potencial genético del pico de masa ósea, implementando hábitos saludables y fortalecedores de los huesos.

Una vez que se alcanza la masa ósea máxima, lo cual ocurre cerca de los 30 años de edad, el objetivo (de ahí para adelante) es mantener el nivel que alcanzó. Esto depende en gran parte de dos procesos fundamentales de remodelación ósea —la resorción (remover hueso viejo) y la formación (reemplazar con hueso nuevo)— y el equilibrio entre ellos.

Luego, hasta los 50 años aproximadamente, el hueso pasa a un período de mantenimiento y, finalmente, comienza una etapa de disminución, que es cuando se manifiestan las consecuencias de los hábitos de la infancia y juventud; si se rigieron por alimentación sana y deporte, el sistema óseo resistirá más y mejor.

NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

En estos años los huesos deben alcanzar su máximo potencial. Para ello, los niños y adolescentes deben:

Realizar actividad física regularmente.

Consumir alimentos altos en calcio y vitamina D (sobre todo de frutas y vegetales).

Comer proteínas (pescado, carne, nueces y legumbres).

Evitar hábitos nocivos como fumar y tomar alcohol.

EDAD ADULTA

Los huesos alcanzan su pico de densidad entre los 20 y 30 años. A partir de esta edad, lo primordial es evitar la pérdida ósea prematura y preservar un esqueleto saludable; igualmente hay que mantener la masa muscular.

Para esto se recomienda realizar actividad física de manera periódica, así como también ejercicios con pesas. (En la página 6 le indicamos cuáles son las mejores rutinas)

A partir de los 65 AÑOS DE EDAD

En la tercera edad, hombres y mujeres pierden masa ósea (aunque debido a la menopausia, ellas más), y su absorción de calcio disminuye.

Por tanto, en esta etapa hay que nutrir los huesos lo más que se pueda; por un lado, aumentando la ingesta de calcio y vitamina D; y por el otro, realizando ejercicio moderado, además de exámenes para medir la densidad ósea.

Los procesos de renovación 

Un artículo de la Fundación Internacional de la Osteoporosis (IOF, por sus siglas en inglés) explica que los huesos están formados por dos estructuras básicas: el hueso cortical (la envoltura o corteza externa) y el hueso trabecular o esponjoso (que es como una malla tipo panal dentro de la corteza), siendo este segundo el que brinda apoyo al cuerpo cuando recibe cargas.

Durante todo su ciclo vital, los huesos se van remodelando constantemente y el esqueleto en su totalidad es reemplazado cada 10 años.

¿Cómo ocurre esto? Cada vez que un hueso presenta problemas (por una herida o por deterioro natural), un grupo de células llamadas osteoclastos se dirigen a los sitios de microdaño a remover el hueso viejo (resorción ósea), tras lo cual, las celuformadoras de hueso, denominadas osteoblastos, depositan hueso nuevo para llenar los espacios creados.

Este proceso se llama ciclo de remodelación ósea.

Para que la masa ósea permanezca constante, la cantidad de hueso reabsorbida por los osteoclastos debe ser equivalente a la cantidad de hueso

formada por los osteoblastos.