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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Osteoporosis, la epidemia silenciosa del siglo XXI

El Día Mundial de la Osteoporosis se recuerda cada 20 de octubre, pero las medidas preventivas para evitar este mal pueden y deben ser puestas en práctica los 365 días del año.
Osteoporosis, la epidemia silenciosa del siglo XXI



¿Es correcto considerar a la osteoporosis como la epidemia silenciosa del siglo XXI? A la luz de su enorme incidencia en la población global durante las últimas décadas —de acuerdo a estadísticas de la Fundación Internacional de la Osteoporosis (IOF), esta enfermedad afecta, solo entre mujeres, a casi 200 millones en todo el mundo— y de sus particulares rasgos sintomáticos —ya que no presenta ninguna molestia o dolor hasta que se producen fracturas, suele pasar desapercibida por mucho tiempo—, de hecho, resulta bastante apropiado.

¿En qué consiste exactamente? “Se trata de una enfermedad metabólica del hueso, caracterizada por la disminución de la masa ósea y deterioro de su microarquitectura, cuya consecuencia es una mayor fragilidad del hueso y un incremento del riesgo de fracturas, muchas veces espontáneas”, describe el doctor Moisés Martínez Zenteno, reumatólogo del Policlínico de Atención Integral en Salud de Especialidades (PAISE) Recoleta de la Caja Nacional de Salud (CNS).

Si bien todos los huesos del cuerpo llegan a ser afectados por este mal, las regiones más frecuentemente lesionadas son la columna vertebral, la cadera, las muñecas, la pelvis, la parte superior del brazo y la parte inferior de la pierna. Y como la osteoporosis, en sí, no es dolorosa, puede progresar sin llamar la atención por mucho tiempo, hasta que se producen fracturas, que sí ocasionan malestar intenso, gran incapacidad e, incluso, la muerte —la IOF estima que se produce una fractura por osteoporosis cada tres segundos en el mundo, y que tanto las fracturas de cadera como las de columna se asocian con un mayor riesgo de mortalidad, señalando que el 20 por ciento de las personas que sufren una fractura de cadera mueren dentro de los seis meses posteriores a la lesión.

UN MAL EN EXPANSIÓN

Según la IOF, entre las mujeres, el riesgo de fractura de cadera es mayor que el riesgo de cáncer de mama, ovario y útero, combinados; mientras que en los hombres, ese riesgo es mayor que el de cáncer de próstata. Bajo esta perspectiva, se estima que una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres de 50 años sufrirán una fractura durante el resto de sus vidas.

Igualmente, se espera que cerca del 50 por ciento de las personas que presentan una fractura por osteoporosis sufra otra u otras en los años siguientes, puesto que el riesgo de nuevas lesiones se eleva exponencialmente con cada nueva herida.

La edad es otro factor que aumenta todavía más esta temida probabilidad, no solo por la disminución de la densidad mineral ósea, sino también porque los adultos mayores presentan las mayores tasas de caídas.

De este modo, calculan las proyecciones del IOF, a medida que la expectativa de vida aumenta para gran parte de la población mundial, los costos económicos y humanos asociados con las fracturas por osteoporosis aumentarán drásticamente, a menos que se tomen medidas preventivas ahora.

Con enfoque de género

Existen diferencias importantes entre las maneras en que se produce la pérdida ósea con el envejecimiento en hombres y en mujeres.

Hasta los 10 o 12 años de edad, no hay diferencias significativas entre la masa ósea de niños y niñas. Sin embargo, a comienzos de la pubertad, la masa ósea aumenta más en los varones, porque durante estos años ese proceso es controlado por los esteroides sexuales y el eje hormona de crecimiento/factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-I) del sistema endócrino. Es por esto que tras la adolescencia, los cuerpos masculinos suelen ser más altos y fuertes que los femeninos.

Cuando alcanzan los 30 años de edad, tanto hombres como mujeres alcanzan su pico de masa ósea, y, dependiendo de su estilo de vida, este se mantendrá o disminuirá hasta la vejez.

Pero, alrededor de los 50 años, el envejecimiento óseo se hace aún más diferenciado por género, gracias a la menopausia.

Si bien las tasas de resorción (remoción de hueso viejo) se aceleran en ambos, en los hombres persiste un cierto equilibrio entre este proceso y el de formación de hueso nuevo. En las mujeres posmenopáusicas, debido a que ya no producen estrógeno, la tasa de resorción es tal que no puede compensarse por la de formación, sus huesos se van haciendo más frágiles.

Pese a todo, con medidas preventivas, ambos géneros pueden sobrellevar bien este envejecimiento.

Claves para reducir el riesgo de osteoporosis

Factores que favorecen su aparición

La osteoporosis puede darse por varias causas, pero el reumatólogo Moisés Martínez señala las siguientes como las más comunes:

Envejecimiento natural. “Todos perdemos hueso con la edad, principalmente después de los 35 años”, precisa.

Herencia. “En la mayoría de los casos, existe componente familiar hereditario”, indica Martínez.

Alimentación pobre en calcio y vitamina D.

Estilo de vida sedentario, tabaquismo e ingesta excesiva de bebidas alcohólicas.

Uso crónico de ciertos medicamentos, “como esteroides, anticonvulsivantes, hormonas y otros”.

El padecimiento de desórdenes de la tiroides y enfermedades de origen reumatológico.

PREVENIR ANTES DE FRACTURAR

“Probablemente la alimentación adecuada durante el periodo de crecimiento se constituye en la principal medida preventiva”, apunta Martínez, recomendando el consumo de productos altos en calcio y vitamina D: carne de pescado, anchoas, almendras, higos secos, ajonjolí, espinacas, nueces, yogur natural, queso y leche.

Tan importante es la actividad física regular, ya que provoca una sobrecarga mecánica en el hueso que facilita su formación. “Es recomendable caminar diariamente (al menos 20 minutos al día), bajo el sol, y realizar ejercicios suaves, como montar en bicicleta, nadar o subir escaleras”, detalla. Procure hacer estos paseos al amanecer o pasadas las 6 de la tarde, cuando los rayos del sol no son tan intensos

Detección y diagnóstico

“Generalmente esta enfermedad no se detecta hasta que aparecen síntomas clínicos claros, como la reducción de la estatura y las fracturas fáciles”, explica Martínez. Los métodos de detección más eficaces son: examen físico a cargo de un médico —que incluya una medición de la talla para detectar una posible pérdida, análisis de factores genéticos, nutricionales, ambientales y de riesgo, y la determinación de marcadores bioquímicos de la edad ósea—, radiografías del perfil de la columna lumbar y dorsal, y la densitometría ósea, una prueba rápida e indolora que se realiza en laboratorios y centros de diagnóstico, mediante un emisor de rayos X (que genera menos radiación que las radiografías), para medir el contenido mineral óseo.

¿ES CIERTO QUE...

Agunos fármacos (como el omeprazol) precipitan la aparición de osteoporosis? Si bien pueden afectar la absorción de calcio, Martínez aclara que “si estos medicamentos son prescritos por el médico, los riesgos son menores en razón de las dosis y el tiempo de consumo necesarios”. “En general, hay que evitar la automedicación”, recalca.

Tomar cloruro de magnesio y gelatina de patas es bueno para los huesos? “El magnesio es un mineral importante para el funcionamiento de nuestros órganos, principalmente para los huesos, por lo que sí es recomendable su consumo”, precisa. Respecto a la gelatina de patas, reconoce que por su contenido mineral y proteico, podría ser un alimento adecuado.