Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 03:42

Así es como la pierdes

Reseña del libro de cuentos del 2012 del escritor dominicano-estadounidense Junot Díaz.
Así es como la pierdes



“Pues, no funcionamos, y todos

los recuerdos a decir verdad no son buenos.

Pero a veces la pasamos bien.

El amor fue bueno. Me encantaba tu dormir chueco

a mi lado y nunca soñé con miedo.

Debería haber estrellas para grandes guerras como la nuestra”.

(Sandra Cisneros, “Un último poema para Richard)

«No soy un tipo malo. Sé cómo suena eso —defensivo, sin escrúpulos— pero no es así.

Soy como todo el mundo: débil, capaz de cualquier metedura de pata, pero básicamente buena gente. Sin embargo, Magdalena no lo ve así. Ella me considera el típico dominicano: un sucio, un perro. Sucede que, hace varios meses, cuando Magda todavía era mi novia, cuando yo no tenía que tener tanto cuidao con casi todo lo que hacía, le pegué cuernos con una jevita que tenía una montaña de pelo a lo freestyle, como en los años ochenta».

Debo decir que Junot Díaz es uno de los mejores escritores nuestro tiempo. Tiene el ritmo y la cadencia necesarios. Tiene la capacidad de hacer cuentos que muestran lo universal (Borges diría: «La capacidad de hacer un encuentro íntimo, un encuentro universal»). Tiene Así es como la pierdes, un libro de cuentos que publicó después de su obra maestra: La maravillosa vida breve de Óscar Wao.

«Nilda era la novia de mi hermano.

Así es como comienzan todas estas historias.

Era dominicana, de aquí, y tenía el pelo superlargo como las muchachas pentecostales, y un busto increíble. Estoy hablando de world class. Rafa la colaba en el cuarto del sótano después que mami se acostaba y se lo metía al ritmo de lo que tocaran en la radio en ese momento».

Lo encontré de pasada, gracias a un amigo pirata que imprimió el libro y lo encuaderno. Me dijo: «Te lo vendo». Le dije: «¿A cuánto?». Me dijo: «200 bolivianos». Le dije: «El libro original debe estar más barato». Me dijo: «No lo encontrarás en ninguna librería». Y fue así. Después de un recorrido por las librerías de La Paz, le dije: «¿No me rebajas?».

«Tú, Yunior, tienes una novia que se llama Alma, que tiene un cuello de caballo tierno y largo y un culazo dominicano que parece existir en una cuarta dimensión más allá de sus jeans. Un culo que podría sacar de órbita a la luna. Un culo que ella siempre despreció hasta que te conoció».

Para terminar respondo a Mauricio Souza (¿?) respecto a lo que escribió (en un artículo-crítica): «¿Es la crítica una forma subalterna del brindis? ¿Un rutinario acto de respaldo al “innegable esfuerzo de muchos años”, etc.? ¿Una breve demostración de los adjetivos que conoce el crítico? ¿Un show narcisista de pulgares que suben o bajan como en circo romano? ¿La oportunidad de desquitarse? ¿Una muestra cuasisociológica de los corporativismos que atraviesan a un gremio pequeñito? ¿’Opiniones constructivas’? ¿La mediocre imitación de mediocres críticos argentinos (Quintín o Scholz, no importa)? ¿Repetir frases hechas de la revista televisiva Días de cine? ¿Una versión actualizada de Pueblo enfermo en la que denunciamos otra vez nuestra congénita mala leche, chola sin duda?».

En un país en el que se lee poco (según datos de una encuesta: entre 3 y 5 por ciento ) tal vez nuestro primer deber sería acercar a la gente a la lectura o a las películas. Nada de palabras sesudas o análisis exquisitos. Y termino con otras preguntas: Si Souza es docente de la única carrera de Literatura de país, ¿por qué no reseña libros? ¿La opinión de Souza no será discriminación elitista, disfrazada de análisis?

Periodista y escritor - [email protected]