Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Las malcogidas: agradable narración

Una crítica de la película boliviana de Denisse Arancibia que se estrenó este en salas comerciales del país. 
Las malcogidas: agradable narración



Antes del estreno del filme Las malcogidas de Denisse Arancibia, se han publicado varias notas de prensa que pueden dar una idea errónea de lo que es en realidad esta propuesta audiovisual. De ahí que para hablar de la película tal vez habría que decir primeramente lo que no es. El filme no es un manifiesto feminista. Tampoco se trata de una reivindicación de lo GLBT. Ni marca un antes y después del cine boliviano. En fin, no es una película sexualmente escandalosa, como se podría sospechar de su llamativo título. De hecho, lo “sexual”, salvo contadas escenas, aparece más bien en un sutil fuera de campo. No rompe estereotipos.

La película cuenta la historia de Carmen (Denisse Arancibia), una mujer gorda, que tiene como hermano a un transexual (Bernardo Arancibia) que casualmente se hace llamar Karmen (así, con K). Entre las mujeres de la familia corre el rumor de una especie de maldición: todas serían unas malcogidas. Es decir, ninguna de ellas habría podido tener un orgasmo en su vida. En efecto, este es el problema de Carmen, quien está secretamente enamorada de un coqueto músico de nombre Álvaro, que resulta ser el vecino. El rock argentino de los 80 acerca a ambos personajes y sirve como un especie de “voz en off” que va relatando los estados emocionales de los protagonistas.

Con esta sinopsis, se promete pues una película entretenida, pero también es claro que, más que romper estereotipos, los remarca, para ir construyendo la narración. En resumidas cuentas, no hay nada en el personaje transexual que rompa con la representación “clásica” de este tipo de personajes. Tampoco hay algo de novedoso en la caracterización de Carmen y Álvaro: la protagonista “fea” que se enamora del chico lindo. ¿No es la base de una gran parte de las películas de comedia de Hollywood? Para no ir más lejos: ¿No es una trama similar a la de Engaño a primera vista de los hermanos Benavides?

Pero la película no se juega ahí, no es en lo simbólico que hay que encontrar los aspectos positivos del filme. Es que Las malcogidas tampoco se relacionan con las comedias latinoamericanas de los últimos tiempos. No es esa comedia mexicana al estilo de las protagonizadas por Eugenio Derbez (como por ejemplo, No se aceptan devoluciones), como la peruana Asu Mare (Ricardo Maldonado), la argentina Me casé con un boludo (Juan Taratuto) o la chilena Que pena tu boda (Nicolás Maldonado).

La diferencia reside en que, sin plantear grandes discursos, Arancibia logra construir una narración que rompe con los giros de guion habituales de este tipo de filmes. Tampoco subestima a su espectador proponiendo elementos narrativos artificiales, en búsqueda del happy end, como es común en las películas citadas. En cambio, Las malcogidas tiene interesantes soluciones estéticas que dinamizan la narración, como por ejemplo, el uso de las voces de los grandes del rock argentino como “voz en off” de las diferentes situaciones del filme. De hecho, la música de Miguel Mateos, a partir de los covers de la película, retumba alegremente en el espectador mucho después de su finalización.

Las malcogidas es para un espectador que no busca grandes discursos sobre la identidad, muy comunes en el cine boliviano. La película es una comedia, ligera, agradable, bien contada. En ese sentido, junto a Engaño a primera vista, está destinada a devolver la confianza del público por el cine boliviano.

Crítico de cine - [email protected]