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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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[CHENK’O TOTAL]

¡Fuerza, Lenín!

¡Fuerza, Lenín!



Pues sí, soy un romántico, un ingenuo, un huevón que sigue creyendo en la Patria Grande. Van a disculpar. Yo me muero como viví. Nacionalismo o coloniaje, más que nunca, hoy y ahora. Pero un nacionalismo inteligente, al estilo del académico Rafael Correa, que protege los recursos naturales de las garras transnacionales, con sabiduría y autenticidad; que saca bases militares extranjeras con firmeza generando territorios de autodeterminación. Viví casi ocho años en Ecuador, he visto de cerca las cosas. Me llama profundamente la atención que el poderoso banquero Guillermo Lasso haya sacado cerca al 49 por ciento de votación. Hay un 27 por ciento de crecimiento en su votación respecto al 2013. Me llama la atención que hayan votado por la ultraderecha tantos ecuatorianos. Apoyaron a un señor que tiene más de 40 empresas fantasmas de lavado de dinero en Panamá. Mucha gente del movimiento indígena ecuatoriano apoyó y votó por Lasso. Grave, che.

Me escribe una conocida intelectual, lectora de Gramsci, docente de una maestría flacsiana, “ociologa” de octavo año. Se justifica: “Estamos cansados del correísmo, de la soberbia de Rafael. Yo, como quiteña, no soporto más su altanería costeña, su mal carácter”, dice molesta. Por eso, esta intelectual vota por Lasso, por cuestiones de humor y de carácter. Me putea un conocido intelectual del Buen Vivir, pachamamista que escribe libros para europeos sobre el pensamiento andino: “¿Como es posible que apoyes a Correa? Su soberbia y maltrato son peores que los de Evo”, dice. “Me decepcionaste, te quito la amistad”. Este cuate del buen vivir votó por Lasso, más por odio personal que por filosofía. Dio su voto a un banquero que aprovechó el peor momento del feriado bancario ecuatoriano (el “corralito”) para enriquecerse aún más. Mientras millones de ecuatorianos se autoexiliaban para poder sobrevivir y millones de familias se quedaban sin patria, el “empresario” creaba compañías fantasmas para blanquear su dinero mal hecho.

El asunto es que ganó Lenín Moreno, apenitas, pero ganó. A Lenín lo conocí personalmente y creo que es un hombre de bien, un ejemplo de ser humano. Hace 15 años lo asaltaron y lo dejaron en silla de ruedas. Y salió adelante luego de cuatro años de postración. Fue un meritorio Vicepresidente. Vi de cerca su eficiente trabajo mediante la misión Manuela Espejo, que dignificó a los discapacitados. Fue ejemplo mundial en este tema.

“Yaaaaa… No seas corcho”, dice el analista político, exizquierdista “objetivo” que sale en varios programas de tele apoyando encuestas truchas (como la de Cedatos). Dice que hubo fraude. Opina, financiado por fundaciones de dudosa fuente económica, que la gente desea derrocar al “populismo” de Correa. Hay que sacarlo al loco que sacó adelante al país invirtiendo en carreteras de verdad, hospitales para los pobres, escuelas del milenio en las zonas más deprimidas. “Hay corrupción en Petroecuador”, chilla. En realidad, se refiere a un funcionario técnico con antigüedad de 20 años que está prófugo. Este prófugo pidió, desde su “clandestinidad”, votar por Lasso.

La corrupción será nuestro mayor enemigo, desafía Lenín. Mientras, el banquero no tiene la decencia de aceptar la derrota. Convoca a su turba a salir a las calles, a quemar la tele pública, a arrasar un Consejo Electoral prestigioso, tecnificado, vigilado por los propios dirigentes políticos y auditado por centros académicos y científicos. Lenín plantea diálogo, quiere incluir a todos. Lasso plantea desacato y violencia, desconoce la democracia. La patria profunda de los pobres, la tierra de los pescadores, la memoria de los millones de seres humanos resurgidos de la extrema pobreza, ese Ecuador cholo, montubio y negro, apoya a la revolución ecuatoriana que, con todos sus errores y defectos, su excesiva burocracia, sus resbalones humanos, avanza en busca de un país más igualitario, moderno, intercultural e integrado.

Bueno, grandes son mis defectos, sigo creyendo en la Patria Grande, en la autodeterminación, en la soberanía con dignidad. Soy un ingenuo, un gil de abril que apoya el nuevo sistema del Vivir Bien ecuatoriano, que recaudó para el país en diez años 760 mil millones de dólares. El 50 por ciento fue invertido y distribuido en educación, salud, seguridad, bienestar social y justicia. Dos millones de pobres salieron del hambre, dos millones de niños fueron incorporados a la salud y a la educación. Ahora veo una entrevista al Mashi Correa en Telesur. El reportero le dice: “No lo vemos cortando el césped en Bélgica”. “No tengo césped que cortar”, contesta. “Me voy a mi departamentito de estudiante de 50 metros cuadrados para que mi esposa disfrute de su patria y para atender a mis hijos postergados diez años”, afirma, algo nostálgico. Rafael no tiene mansiones ni empresas fantasmas. No tiene bancos ni inversiones. Valió la pena, Mashi. Fuerza, Lenín. Que nos roben todo menos la esperanza.

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*El Papirri, personaje de la Pérez, también es el cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta.

Músico - [email protected]