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[LA LENGUA POPULAR] Water on the Road

[LA LENGUA POPULAR] Water on the Road

Water on the Road (Agua en el Camino) es un DVD lanzado por el cantante estadounidense Eddie Vedder en 2011. En él se contienen, entre algunos otros retazos vivenciales, temas coreados en vivo que el artista compuso como solista en distintos proyectos y horizontes de su vida. Destacan, así, dos singulares y valederos homenajes a Bob Dylan en la reedición de canciones como “Girl from the north country” y “Forever Young”, además de todo un conjunto de elementos propios que sirvieron como tejido sonoro a la película Into the wild.

La variedad casi inagotable de posturas, colores y consignas reflejadas por el abigarrado repertorio de Vedder no puede menos que levantar interrogantes acerca del tipo de alma que obra detrás de sus cuerdas vocales. Pienso que en la posibilidad de evidenciar estas incógnitas -en la transparencia que nos abre a la personalidad pura y rugosa del hombre- yace la belleza y la peculiaridad esencial de Water on the Road. Debo, sin embargo, hacer algunos apuntes a esta observación.

¿Qué puede entregarnos el autor como solista que no nos haya otorgado ya la enorme y preciosa producción de Pearl Jam, la longeva banda en la que él funge únicamente como cresta de una ola?

Creo que la respuesta puede ser pensada desde una consideración del horizonte anímico en cuyo espacio nos acercamos a la música rock en general. Debe recordarse que la contextura elemental del rock -aquella misma que define la estética del jean y la polera- forma parte de un fenómeno más grande de autodefinición generacional y juvenil, un fenómeno enorme, rico y problemático registrado más claramente en la segunda mitad del siglo XX. Este movimiento obtiene una de sus lumbres más notorias en los lemas codificados en Mayo del 68 en París, pero supone, por parte de los jóvenes, una toma de conciencia de la “juventud” como un momento precioso y valido en sí mismo. Esta consideración, que se opone a la tradicional concepción del “ser joven” como un estadio provisional e imperfecto destinado a la superación adulta, viene dada en el siglo XX por la adopción de la indumentaria de clase baja o trabajadora, la apropiación de su modo en el habla y el sexo, y, en general, por el desconocimiento de las normas de relación social (inter-genero e inter-clase) válidas hasta entonces. Con estos elementos el Joven se opone a los conceptos que lo precedieron, con ellos define, arma y rearma su identidad; “brillar mucho y morir pronto” podría ser la frase que corone los extremos de este estilo de vida y pensamiento del que Janis Joplin o Jimi Hendrix son representantes por excelencia.

Pearl Jam, su pose y sus cantos participan, en menor o mayor medida, de esta aura de hechos que tarde o temprano se convierten en un cliché. La mayor sintonía anímica, joven y febril con el aroma estereotípico que la banda americana porta leve, pero inevitablemente nos aleja de la apreciación más importante del elemento humano que la define, de aquella consideración que es posible en el “estar frente a frente” con la carne y el hueso.

Water on the Road permite este acercamiento. A momentos el DVD nos secuestra en un pensamiento abierto en el que es posible la comunión, no con la voz y la letra, sino con las preocupaciones ingenuas de un espíritu gentil, incansablemente equívoco y disparatado.

“If you´re traveling to the north country fair / Where the winds hit heavy on the borderline / Remember me to one who lives there / She once was the true love of mine”. (Si estás viajando a la feria del norte / Donde el viento golpea pesado en la frontera / Recuérdame a una que vive allá / Ella una vez fue mi verdadero amor”.)

Esta elección nostálgica, resignada y feliz en la selección de los temas de Dylan nos cuenta algo de los anhelos de Vedder. Sabemos aquí de un hombre sediento por las tremendas luces de vida que se anuncian y esconden en los hechos triviales. Creo que el motivo por el que el artista escoge esta particular conjunción de oraciones no estriba tanto en un hecho biográfico –no es una coincidencia entre lo que “él sintió” y lo que “a mí me tocó vivir”–. Se trata más bien de la respuesta directa a un deseo inocente, un anhelo que podría anunciarse en la frase “quisiera haber amado de esa forma y puedo cantar como si lo hubiera hecho”.

Este mismo espíritu sediento escoge una de las mejores canciones jamás compuestas para entablar una relación fundacional y preciosa con un hijo que está y no está ahí. Vedder en esta ocasión le habla al amor que ya conoce, pero poniendo en el vacío poético el rostro depositario de un hijo varón que nunca tuvo. Solo con estas imaginaciones trascendentales como base se puede entender el aura arriera de cuerda gastada con que el autor parece transmitirle sus deseos y experiencias a un niño simple y campesino. Somos padre y somos hijo y casi podemos ver a Ulises y Telémaco, lanza y escudo, dando muerte a los traidores de la vida.

No necesitamos entrar siquiera en consideración de los temas insolentes y vitales de Into the wild. Nunca fue Vedder un Cristopher McCandless, pero sí encuentra en él un tono y una fuente familiar, la de la pureza panteísta del siempre migrante hombre del norte.

El DVD concluye con la canción “Hard Sun”. Me parece apropiado. Ojalá pueda yo algún día tener la pureza de alma necesaria para sentir el rigor precioso del sol en mi cresta.

Filósofo y docente universitario - [email protected]