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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Volver a Therox

Volver a Therox



La editorial El Cuervo acaba de lanzar la edición boliviana de la novela 98 segundos sin sombra, de la autora cruceña Giovanna Rivero (Montero, 1972), originalmente publicada en 2014 por Caballo de Troya, en España. Con su publicación se comienza a saldar una deuda pendiente con la obra más reciente de Rivero, una de las voces más potentes de la narrativa boliviana actual, que en el último tiempo ha venido publicando más fuera que dentro de Bolivia. De hecho, esta novela irrumpe a cabalidad en el mercado editorial nacional –más allá de algunos esfuerzos por comercializar la edición española- de forma posterior a la aparición de Para comerte mejor, un libro de cuentos editado por Sudaquia el año pasado, en Estados Unidos. Al igual que 98 segundos sin sombra, el nuevo volumen de cuentos de Rivero ha tenido una distribución limitada en el país. De ahí que resulte alentador el anuncio de que El Cuervo esté también alistando una versión boliviana del libro.

Para comerte mejor es un libro que afianza aún más la ya consolidada obra de Rivero. No en vano ha sido considerado, por el escritor y crítico Sebastián Antezana, el trabajo hasta la fecha más acabado de la autora cruceña. Y aunque, por su manejo de un lenguaje más crudo y por la apelación a géneros -como la fantasía y la ciencia ficción-, se muestra a momentos más próximo a Tukson, historias colaterales (2008); su universo de temas, de personajes y de escenarios le permite también dialogar muy naturalmente con 98 segundos sin sombra. Por eso lo traemos a colación en estas páginas pensadas más bien para hablar de esa novela.

En un apresurado ejercicio comparativo, podríamos afirmar que si 98 segundos sin sombra parte del impulso vital de su joven protagonista y narradora por escapar de Therox (su pueblo), Para comerte mejor encarna la voluntad de los personajes de algunos de sus cuentos (pienso en “La piedra y la flauta”, “Humo” y “Regreso”) por volver a ese territorio, que es geográfico pero también emocional, que puede ser Montero pero también Bolivia, que evoca un lugar pero también una edad (la infancia-adolescencia-juventud). Lo curioso es que la vuelta a Therox es más imaginada que real, en la medida que demanda el concurso de la memoria –con más o menos nostalgia de por medio- para su consumación. Y en algún caso, el retorno es solo posible en un futuro distópico, en el que territorio del pasado idealizado ha terminado física y moralmente corrompido.

De la imaginación de un futuro postapocalíptico, en cuentos como “Pasó como un espíritu” y “Regreso”, se desprende otro de los mayores aciertos de Para comerte mejor y, cómo no, otro de los puentes que la comunican con 98 segundos sin sombra: una incontestable audacia discursiva para leer el estado de las cosas en Bolivia. Un reclamo recurrente hacia la literatura boliviana suele ser su supuesto desinterés por acompañar los momentos de inflexión histórica, como el que venimos viviendo en los últimos años. Sin llegar a ser su único propósito, en libros como 98 segundos sin sombra y Para comerte mejor, Rivero propone una lectura inteligente y ácida de la historia reciente del país. En el primero pone el foco en el estallido del neoliberalismo y el boom del narcotráfico de los años 80, mientras que en los citados cuentos del segundo se aproxima –y mucho- a la era “evista”, aunque en clave futurista.

Cualidades como las expuestas revelan una escritura portentosa y compleja, tanto por su estilo como por sus alcances reflexivos, que abreva casi en partes iguales de la poesía y del ensayo, para elevar aún más una narrativa de alto vuelo. Una escritura que, no por nada, se viene ganando el lugar que se merece en la escena editorial internacional. Una escritura que, en virtud a la visión de la editorial El Cuervo, está, también y por fortuna, al alcance del lector boliviano.

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