Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Culturas en Movimiento

Culturas en Movimiento



Sobre el reciente congreso de gestores culturales y artistas del país efectuado en Sucre.

La cultura, entendida como forma de vida y no como objeto de “arte”, siempre produce movimiento, y este orienta determinados sentidos. Por eso la sabiduría de la gente expresa que: “la vida sin sentido no es vida”. Decir “Culturas en Movimiento” implica también un re-acomodo en el pensamiento, nos reta a producir un giro en nuestra manera de pensar y vivir la cultura y lo hace en dos dimensiones. Primero, en la dimensión de la pluralidad de las culturas, es decir de las formas de vida desde las cuales se está interpelando el modo colonial de imponer un universal como idea de verdad, desde el Patrón Colonial de Poder Global. Y segundo, rompiendo las “cadenas” que aprisionan el movimiento, aquellas que objetualizan, que detienen y que por largos siglos han construido espacios estancos para comprender la realidad.

Por eso las “Culturas en Movimiento” molestan, cuestionan e interpelan a los perseguidores del status quo, sea disfrazados en sindicatos de “artistas” o en furibundos discursos radicales que nunca aterrizaron ni aterrizan en propuestas para producir sentido desde las experiencias, a aquellos que piensan que la realidad es y tiene que ser como ellos piensan, porque no se pueden situar en una realidad que está siendo y que cobra sentido con el movimiento, con el cambio y con la posibilidad de que cambiemos nuestros racismos, nuestros clasismos, nuestros machismos, nuestra homofobia y nuestro ser “artista-genio-creador”.

Por todo esto, seguramente, el Congreso en Sucre, hace como un mes atrás, llamado Culturas en Movimiento, causo una serie de “escozores”, de disgustos, de antipatías en las mismas subjetividades de siempre, pero reproducidas con otros cuerpos y otras caras, las conservadoras, algunos descalificando, desde la ignorancia, muchos años de proceso desde los que se llega a esta propuesta, y otros desde la soberbia del poder y el ego de “artista”, mediocremente conocido, pronosticando cual pajpaku de la esquina que “aquello no pasa de ahí” y que “es un congreso más”.

Pero estas mentalidades, de “vacas sagradas” frustradas, no saben que fueron justamente los múltiples movimientos de las culturas los que lograron aquel congreso y aquellos sentidos que se encontraron en Sucre. Ahora siguen y seguirán haciendo lo que durante años hicieron, pero no del modo individualista cual “genios creadores”, seudoartistas, sino más bien desde los colectivos, desde la reproducción de la comunidad, desde los intercambios recíprocos, de colores, melodías, palabras y acciones que explotan en lo festivo.

Por eso es que el “ya venimos llorados” no promete un futuro. Más bien, transporta un cúmulo de pasado en experiencias de generaciones del anterior siglo, y las pone en el presente en los ojos, los oídos, las manos, las experiencias y los corazones de las jóvenes generaciones. Y, desde el intercambio recíproco de experiencia y juventud, se inicia un nuevo rumbo de las “Culturas en Movimiento” y por eso se está diciendo, y me sumo al coro de irreverentes y transgresores de la vida desde la paz, con lo festivo como herramienta. Así, “el congreso no fue el final sino el inicio”.

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