Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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CHENK´O TOTAL

Crisis atigrada

Crisis atigrada





Tengo atragantado un asunto: mi querido Club The Strongest está herido por una crisis financiera lamentable. Voy a tener que escribir sobre algo que no sé bien, las finanzas del futbol, deporte de multitudes, pasión de los pueblos. Percibo una gran paradoja: la pasión sana del alma por los colores de un club versus el negocio oscuro del fútbol. La corrupción en el fútbol es conocida, Joseph Blatter es uno de los más grandes millonarios del planeta.

Uno se siente hasta manipulado, che. No sabemos nada del oscuro manejo financiero de nuestra propia familia. Los 12 fundadores del Tigre de Bolivia, a inicios del siglo pasado, jamás imaginaron que aquel entrañable club de barrio se iba a convertir en una gran institución de nivel mundial, que iba a cautivar el corazón de millones de tigres apasionados. Nunca imaginaron que iban a crear una cosmovisión, repleta de valores morales como el pundonor, la lealtad, la solidaridad. Tampoco imaginaron que paralelamente -como yerba mala- se iba engendrar una escuela de pillos, personajillos lamentables, “dirigentes” que -con milagrosas excepciones- se aprovecharon de nuestra emoción cristalina para alimentar sus empresas.

Recuerdo cuando le compuse una cueca al hincha número 1 del Tigre, nuestro Chupita Riveros. La compuse en un avión, llegué a un acto en la sede de la Loayza, lo condecoraron al ídolo, luego me llevaron a un cuarto con cinco “dirigentes” sentados en una mesa. El Chupita estaba al frente mío, agarré la guitarra y canté “El Tigre del pueblo”. Mientras los dirigentes chateaban por su celular y se decían cosillas a la oreja, el único que escuchaba era el Chupa que empezó a lagrimear. Luego, aplaudieron de memoria, y uno de ellos me dijo al oído: “En realidad, Papirri, tu cueca no me dice nada, yo no soy del Tigre, soy dirigente, tengo negocios con el club”. Esos mismos eran los que organizaban el centenario del club en el Radisson, aquellos que no invitaron a la hinchada que tuvo que hacer su acto paralelo en la Yungas. Un día el Calatayud de la Ultra Sur me invitó a conocer el Complejo de Achumani, no conocía esa gran obra del gran hincha y líder stronguista Rafael Mendoza. Era enorme. Entramos al sauna, en el jacuzzi estaban estos “dirigentes” negociando el pase de un jugador como si fuera un esclavo. Ese esclavo era mi ídolo. Hablaban de apoyar la creación de un nuevo club, pues el líder de estos mercachifles había decidido llevar “sus” jugadores y crear su propio equipo.

Podríamos considerar cinco pilares en este tema: la hinchada, la institución, los dirigentes, los jugadores y el cuerpo técnico. La sufrida y consecuente hinchada stronguista es el mayor patrimonio del club, es el sostén moral indiscutido. Pero cuidado, hay que generar control social, cuidado nazca una nueva tongada de “dirigentes” por allí. Sobre los jugadores: son pocos los que son del Tigre, a estos hay que darles la mejor de las condiciones para que trabajen bien. Demostraron su lealtad batiendo un record mundial de lealtad, jugando sin percibir salario. En esta época de negocio futbolero, con hijos que mantener, algunos rechazaron ofertas económicas de los rivales. A ellos hay que iluminarlos con los focos del amor y el cuidado. Los otros, los mercenarios, hay que considerarlos refuerzos, y otra vez el control social debe intervenir en las contrataciones, frenando los pases que huelen mal.

La institución debe separarse de los intereses particulares de los dirigentes. Los nuevos dirigentes deben recuperar los principios del club de dignidad, soberanía, lealtad, garra, y trabajar por el Club The Strongest, no para sus bolsillos y sus empresas. El control social -la hinchada- debe participar de las grandes decisiones.

En cuanto al cuerpo técnico, tendrá también que ser evaluado, debemos pedir explicaciones de cómo y por qué se fue el técnico Villegas. Basta de oscuros negociados que se levantan de nuestro amor más puro. Nos hacen acordar a los diputados neoliberales por los que cojudamente votábamos y luego se rifaban el país. Es cierto: estamos en el campo de los negocios. Se solicita pues a la nueva dirigencia un control pulcro y transparente del negocio de la publicidad, de las recaudaciones, de las transmisiones televisivas. Hay que declarar intransferibles a los jugadores que demostraron su lealtad.

Los Tigres de verdad no queremos mecenas, queremos verdaderos directivos que aman al club, a sus colores, a su historia, a su hinchada. Por lo menos ahora votaron 3.000. Pero seguro somos unos ocho millones de stronguistas esparcidos en el mundo que no deseamos más tener al presidente del Club en la cárcel. Recuperemos la decencia de Rafael Mendoza, la entrega del Chupa Riveros, la nobleza de Escobar y Chumacero, el amor de una hinchada que desea aportar inclusive económicamente. Todos, con transparencia, honestidad y garra vamos, a renacer de nuevo. Ahora es cuando hay que sacar la garra, con inteligencia, trabajo y honestidad. Stronguistas: ¡Warikasaya kalatakaya… hurra hurra! ¡Viva el poderoso Stronguerrrr! ¡Qué viva, carajo!

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*El Papirri, personaje de la Pérez, también es el cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta.

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