Empresarios ven más “amigable” a Chile y se abren a nuevos puertos
"El 1 de octubre de 2018 es como si se hubiese roto un cristal a través del que Bolivia podía ver, pero no volar. Ahora, de pronto, puedes salir por todo lado. Nos ha cambiado el concepto". Con esa analogía, la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba consideró que, tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), favorable a Chile, "las cosas cambiaron" para Bolivia, pero para bien.
Los empresarios locales advirtieron al menos tres alteraciones tras el veredicto de la CIJ: Bolivia consolidó un nuevo puerto hacia el océano Pacífico para importar y exportar, el de Ilo (Perú); en segundo lugar, cambió la actitud de los habitantes del país vecino, especialmente de aquellos que están vinculados al comercio, ahora “son más amigables"; y, por último, motivó a impulsar la exploración de una nueva zona de embarque y desembarque de mercadería, la hidrovía Ichilo – Mamoré, que sale al Atlántico.
El presidente de la FEPC, Javier Bellott, dijo que "lo que antes parecía una desventaja (la mediterraneidad), la estamos convirtiendo en una oportunidad. Eso nos está llevando a ser más innovadores y audaces".
Respecto al primer cambio advertido, Ilo, la FEPC explicó que los empresarios -con miras a consolidar un plan de dinamización de la economía nacional, a través de la potencialización de las exportaciones- advirtieron una serie de irregularidades en los puertos chilenos. En Arica (Chile), por ejemplo, los paros sumaban 150 días en los últimos cuatro años y eran causados por huelgas de los trabajadores portuarios u otros tipo de problemáticas que siempre implicaban las áreas de embarque y desembarque. Otra problemática que observaron era la demora para la carga y descarga de su mercadería, de cinco a 10 días. Lo peor, en criterio de Bellott, era que la salida de productos orgánicos bolivianos por territorio chileno era casi imposible, debido a que necesitan una certificación que indique que estaban libres de la mosca de la fruta y "esa documentación difícilmente se la obtiene en Bolivia, así vayamos en contenedores, no íbamos a poder atravesar el territorio chileno". La suma de esos percances, además de la coyuntura marítima, impulsó el que se consideró el primer cambio tras el fallo de la CIJ: la búsqueda de puertos alternos. Perú estaba en la mira de Bolivia. En ese país la predisposición de las autoridades era evidente.
Tras una exploración de ese territorio, los empresarios bolivianos emitieron una lista de observaciones que dificultarían la salida o ingreso de mercancías, a través de ese puerto peruano y, en tiempo óptimo, "el Gobierno de ese país desarrolló un plan de acción y atendieron nuestras". Ese accionar eficaz aún causa sorpresa y satisfacción en Bellott.
Reconoció que, antes de consolidar esa alternativa, el empresariado creía que había que hacer una inversión millonaria para habilitar el puerto de Ilo, pero en Perú se toparon con cinco muelles operando a plenitud y, encima, todos eran multipropósito, es decir "que los barcos se acercaban y podías descargar líquidos", debido a que tienen un sistema tipo submarino.
SEGUNDO
Tras el veredicto de la Corte, los bolivianos y chilenos del ámbito empresarial tenían que seguir trabajando de la mano; lo político no podía influir en sus relaciones.
Aunque hubo temor porque haya un actitud negativa hacia los compatriotas, después del 1 de octubre de 2018, "los empresarios chilenos han sido más proactivos y amigables".
Tras el 1 de octubre de 2018, Bellott viajó a Chile, a solicitud de la Cámara de Transporte, debido a un congestionamiento en puertos que tenía la mercadería paralizada hace 10 a 15 días. El objetivo era dialogar con autoridades portuarias del país vecino. Resaltó que, a pesar de que los ánimos aún estaban caldeados, la Empresa Portuaria de Arica estaba predispuesta a atenderlos.
Juntos, analizaron los defectos del servicio. La reunión dio lugar a la implementación de un sistema despacho de carga más ágil. Ahora demoran entre tres a cinco días en desembarcar y ya no 15 como antes del fallo. Sin embargo, en criterio de Bellott, ese período sigue siendo largo. Esto, según dijo, se debe a que el puerto de Arica colapsó y ya no tiene capacidad para ampliarse, "hay problemas".
Tras ese encuentro, Bellott tuvo conversaciones con otras autoridades chilenas con las que acordaron resolver "entre privados", aquello que las autoridades no podían solucionar. Como optimizar servicios, por ejemplo. Además, agendaron un reunión que, hasta ahora, no se concretó.
"El hecho de que nosotros (los bolivianos) hayamos buscado alternativas, ya los ha preocupado (a los chilenos)". Informó que, hubo un momento en el que los empresarios cruceños consideraron mover su carga de soya a través de Puerto Busch. "Nosotros (FEPC), queremos mover la carga de soya y otras cargas por la hidrovía Ichilo-Mamoré".
En su criterio, tenía que mejorar la actitud y la coyuntura marítima ayudó de gran manera.
TERCERO
El tercer cambio que motivó el fallo es la apertura del empresariado boliviano a nuevas opciones portuarias. La hidrovía Ichilo-Mamoré, que sale al Atlántico, es una de ellas.
Bellott explicó que esa ruta funcionó perfectamente hasta el año 2.000, cuando se inauguró la carretera Trinidad-Santa Cruz. Desde entonces, Cochabamba registró pérdidas económicas. Solo en la cadena de carne y cuero, que llegaba a Cochabamba desde Oriente, implicó una pérdida de cerca de 10 millones de dólares. Además, el departamento dejó de enviar a Beni cerveza, cemento, material de construcción, verdura y otros insumos.
La meta es rehabilitar esa vía. “No vamos a declinar esta opción porque es nuestro objetivo". Junto a Transnaval, los empresarios están coordinando itinerarios, costos y otro pormenores de lo que podría significar la consolidación de esa ruta como otra alternativa más para acceder al océano. "Estamos viendo qué es lo que podemos mandar desde acá".
Flujo
En 2017, Bolivia importó y exportó a través del puerto de Arica (Chile) 2.34 millones de toneladas de mercancías. Esa vía conecta con el océano Pacífico.