“El sillpancho de cordero es el rey en mi local”
Jorge Alborta Arteaga solo tenía 16 años cuando terminó la secundaria en Cochabamba y decidió enrumbar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.
Una de sus siete hemanos, Nadia, estaba en Arlington (Virginia) y eso le abrió el camino.
Ahora, 18 años después, logró algunas metas en el país del norte. Como todos los que dejan su suelo natal trabajó de todo. Pero, luego de 11 años, la tierra del Tío Sam le permitió concretar un negocio con su hermana.
No podía ser otra cosa más que un restaurante, ya que Nadia y Jorge siempre tuvieron “buena mano” para la cocina.
Sibarita es el nombre del local, ubicado en una céntrica calle de esa ciudad que tiene más de 300 mil habitantes. ¿Por qué Sibarita?, le preguntamos a Jorge. La respuesta fue contundente: “En honor a mi hermana (Nadia). Es negrita”, respondió con un tono amable y cariñoso.
Comentó que inició en un ambiente pequeño, pero con el paso de los años fue creciendo. Ahora, tiene tres ambientes bien definidos, que incluyen un atractivo y decorado bar, donde no solo se ofrecen tragos bolivianos como el tradicional chuflay, té con té y vinos, sino que también los clientes pueden degustar un mojito, una caipirinha o un pisco sour. “Queremos darle un toque internacional a nuestro negocio”.
En la parte interna del local habilitaron un espacio con plantas y flores. Ahí, los comensales pueden degustar los platillos bajo una sombilla.
EL REY DE LA CASA
El joven qhochala dijo que uno de los potajes más pedidos en Sibarita es el sillpancho de cordero, una innovación que le abrió la puerta a los paladares yanquis.
Cuando comenzaron en el restaurante, Jorge se encargaba de las compras y la administración, Nadia era la maestra en la cocina, junto a otras cochabambinas. Pero, un día su hermana salió de viaje y la principal cocinera decidió renunciar. “No sabía qué hacer, pero, como siempre me gustó la cocina y miraba a mi mamá, hermanas y a las propias chefs de Sibarita elaborar los platos, ante la emergencia decidí hacerme cargo de las ollas”.
Desde ese momento no dejó de cocinar e innovar. De hecho, el famoso sillpancho de cordero es una de sus primeras fusiones. Luego hizo otras que forman parte de la variada carta, pero, siempre mantiene la base y la mayoría de ingredientes de la comida qhochala.
Y es que la familia del joven emprendedor también es una fusión, su mamá es de Trinidad y su papá cochabambino. Eso le ayuda mucho al momento de elaborar las recetas, ya que en su local hay desde una apetitosa y abundante parrillada hasta un picante mixto. Los postres y las bebidas bolivianas completan la oferta gastronómica que deleita los paladares de los latinos y los norteamericanos. La chicha de maní y el mocochinchi acompañan al cuñapé, pan de arroz, sonsos y las infaltables salteñas, cuyo precio es de 3.75 dólares cada una.
QUINUA
Jorge indicó que a los “gringos” les encanta la parrillada, las planchitas y el sillpancho de cordero, pero también la ensalada de quinua, otra de las especialidades de la casa.
El potaje es uno de los más apetecidos por los vegetarianos, porque el grando andino es uno de los alimentos más completos del mundo. En ese potaje, el grano de oro está acompañado de una variedad de verduras multicolores.
DE TODO
En cochabambino aseguró que no tiene problemas para conseguir los ingredientes que le permiten hacer deliciosas e innovadoras recetas de comida tradicional boliviana.
“En Virginia hay miles de compatriotas, por lo que los insumos para cocinar los encontramos hasta en las tiendas de barrio”.
Añadió que si bien hay todos los artículos, lo más importante es tener una buena mano y una excelente sazón para cautivar a la clientela y asegurarse de que serán fieles.
“Me gustaría volver a Cochabamba. Extraño a la familia y a los amigos, pero , solo Dios sabe cuál será mi destino”.
Trabajo los siete días de la semana y los 365 días del año. Quisiera tener un tiempo de descanso, pero que sea para estar en Cochabamba”.
Jorge Alborta
Arlington, EEUU
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El joven comentó que la buena comida que ofrecen llamó la atención de dos medios en Estados Unidos.
Les hicieron una nota el periódico Washington Post y la revista Washington Life Magazine.