“Soborné con Bs 20 a un camillero para que halle cama y me internen en la CNS”
“Tuve que sobornar con 20 bolivianos al camillero para que me busque una cama y me internen”. Es el testimonio de una temerosa y adolorida paciente del Hospital Obrero No. 2, de la Caja Nacional de Salud (CNS) del kilómetro 5 hacia Quillacollo.
Las denuncias de corrupción han alcanzado niveles insospechados en la CNS de Cochabamba. No solo salpican a algunas altas autoridades por compras millonarias y fraudulentas en gestiones pasadas, sino a muchos trabajadores quienes son tentados por la oportunidad de conseguir algo en beneficio propio.
El caso de Teresa (guardamos en reserva su nombre a pedido suyo) es un ejemplo, pero no cuenta en la estadística de hechos irregulares. Quedó entre ella y aquel funcionario.
Teresa se anima ahora a contar aquel instante bajo condición estricta de discreción. Tiene el rostro pálido, los cabellos encrespados y una bata celeste. Está recostada en una sala del hospital (tampoco mencionamos el área).
Cuenta que ocupar esa cama no fue tan fácil. Llegó de emergencia. Sentía que se iba a desmayar. Su presión había bajado, igual que el azúcar. “Tengo, además, una enfermedad crónica. Soy anémica. Debo recibir transfusión cada cierto tiempo, pero resulta que mi tipo de sangre es muy raro. No lo podemos encontrar. Estaba descompensada y débil y tenía mareos”.
Era de noche y esperaba en una silla de Emergencias cubierta con una manta. Ya la habían atendido y a su alrededor escuchaba unas voces que repetían: no hay camas disponibles para internarla. Hay que esperar. “Entonces vi a un enfermero. Llevaba una camilla vacía. Yo tenía 20 bolivianos en mi bolsillo. Cuando se acercó hacia mí, le hablé muy despacito. Le expliqué y pedí que por favor me ayude. Como al tomar su mano, le pasé el billete”.
Ese billete le abrió las puertas de una sala de internación. Pronto, la misma persona que recibió el dinero la estaba conduciendo en otra camilla, hacia la cama seleccionada.
“Si no hacía eso, posiblemente tendría que esperar toda la noche por un espacio. Era mi salud, qué más podía hacer”, justifica su acción.
LA CORRUPCIÓN
La imagen de la Caja Nacional de Salud está deteriorada y acosada por hechos irregulares y de corrupción difundidos ampliamente el año pasado en La Paz.
El gerente general, Juan Carlos Meneses, es muy ilustrativo y contundente al definir la situación de la CNS: “Donde tocamos, sale pus. Si en este momento yo realizara de forma conjunta con la Policía una intervención, nos quedaríamos con cientos de personas detenidas”, dice al evaluar la situación en el país.
Recuerda el caso de octubre del año pasado, cuando hubo una intervención en el servicio de Patología del Hospital Obrero No. 1, en La Paz. “Es el primer hospital donde se encuentra a un grupo de élite lucrando con la salud de la población asegurada. Tenía nexos con clínicas privadas, hurtaban equipos y hacían diferentes trabajos particulares fuera de lo que establece la norma. Hay denuncias graves sobre uso discrecional de insumos médicos en la institución”.
CIMFA SUR
Cuando se refiere a casos de corrupción en Cochabamba, lo primero que menciona es la supuesta compra irregular, en 2016, de un edificio para el Centro Integral de Medicina Familiar para el sur, CIMFA Sur.
Una adquisición millonaria y lujosa no planificada ni aprobada por el directorio, con un sobreprecio cercano al millón de dólares y una infraestructura que no se adecúa a los requerimientos de atención en salud. Este presunto acto de corrupción llevó a abrir un proceso penal y hasta el momento al menos unas 15 personas, entre autoridades y funcionarios, son investigadas por el Ministerio Público.
RESONADOR MAGNÉTICO
Meneses también hace referencia a la compra de un resonador magnético en 2012, aproximadamente, instalado en Imagenología del Hospital Obrero del kilómetro 5 y que nunca fue estrenado. Hoy el equipo resulta obsoleto y necesita renovación.
OTROS DOS CASOS
Meneses no menciona dos hechos denunciados de tráfico de servicios y robo de insumos ocurridos en el Policlínico para la Atención Integral en Salud en Especialidad (PAISE) de la zona norte, y en el Hospital Obrero, respectivamente.
En el primer caso, hallaron a una profesional de Ecografía realizando trabajos para externos haciendo figurar los exámenes a nombre de asegurados, sin que respalden órdenes de los médicos especialistas. Cuando los pacientes requerían este servicio les respondían que no había espacio.
También encontraron historiales médicos guardados en su escritorio cuando la norma indica que deben ser devueltos de inmediato a Archivos. La médica E.M. a los pocos días renunció, trabajaba paralelamente en otro servicio de salud, y no se inició un proceso.
La persona que presentó la denuncia sobre este caso fue acusada de complicidad, pero un proceso administrativo la liberó de responsabilidad y sancionó con un mes de retención de sueldo a la secretaria por no haber denunciado a tiempo la acción de la ecógrafa. En tanto que la presunta responsable del tráfico no recibió pena alguna porque renunció.
El caso también llegó al Ministerio Público.
En el Hospital Obrero ocurrió el robo de morfina, cuyo presunto responsable es un trabajador.
CONTROL SOCIAL
Mario Flores, secretario general de los Rentistas de Quillacollo y Control Social -instancia de los trabajadores destinada a la fiscalización de la actuación de médicos y trabajadores para un mejor servicio a los asegurados-, asegura que existen muchos casos de corrupción “que no podría terminar de contar ni en toda la noche”.
Como un caso irregular, menciona el alquiler de un hotel en Quillacollo para convertirlo en Policlínico. “El contrato fue firmado por una exautoridad en favor de su pariente a quien paga 23 mil bolivianos cada mes”.
También nombra la retardación en la construcción del hospital de segundo nivel para Quillacollo, la provincia más grande de Cochabamba, después de Cercado.
Revisiones hemerográficas de este periódico dan cuenta de que ya en 2009 se ofreció a Quillacollo una infraestructura. Transcurridos nueve años se anunció la construcción, esta gestión, en el terreno del Broncopulmonar, en el kilómetro 10. Un proyecto que ya cuenta con presupuesto y cuyo inicio está programado para los siguientes días.
O la construcción del hospital en el kilómetro 5, en un terreno frente a la actual infraestructura. “En tanto no se hagan esas construcciones, los asegurados viven en el total hacinamiento y no son atendidos como debieran”.
Los exámenes de laboratorio y otros son programados para dentro de varias semanas, igual que las cirugías. Los pacientes necesitan madrugar para obtener una ficha que les asegure un espacio en la consulta externa.
Meneses, el gerente general, admite que la CNS ha paralizado su crecimiento hace 50 años. “Hemos dejado de crecer hace 50 años, casi desde que nació (1956). Se ha sumido en un caos por el desconocimiento de normas básicas de administración del seguro social. Se debería tener un plan maestro, un plan funcional y no existe ninguno. Ahora se trabaja en eso. Se busca incorporar esa norma que permita un adecuado funcionamiento en el establecimiento. Se realizará en el mediano plazo”.
Meneses encasilla a la institución de salud como una entidad en estado caótico, sin un sistema real de control, donde el desorden se ha convertido en el diario vivir y que, ahora que se quiere poner las cosas en orden, la subida se hace cuesta arriba porque predomina en los funcionarios la frase: “Si así hemos estado tantos años, ¿por qué se tiene que cambiar ahora?
En la rendición de cuentas presentada en la CNS, el 10 de abril pasado, valoró los esfuerzos y muestras de voluntad de cambio que vio en Cochabamba. Resaltó la profesionalidad de la actual administradora de la regional Cochabamba, Jenny Magne. También mencionó a los trabajadores organizados en la Casegural que ofrecieron su respaldo para hacer los cambios necesarios.
En el mismo sentido, el secretario general del Sindicato de Trabajadores en la Caja Nacional de Salud, Casegural, Carlos Sánchez Medrano, ofreció respaldo y coordinación con la actual administradora.
“El objetivo es que avancemos como institución y hasta hemos dejado de lado algunos de nuestros derechos y conquistas laborales para no asumir medidas de hecho y no perjudicar el trabajo (aún no completaron la dotación de ropa de trabajo de 2017 y luego la indumentaria especial para seguridad, por ejemplo). Es una de las pocas regionales que tiene jefaturas institucionalizadas en el área administrativa“ Queda pendiente la institucionalidad de la Administración y algunas jefaturas médicas como es el caso de enfermería.
Dice que están exigiendo que se acelere la institucionalidad de cargos. Asegura que en la CNS, desde el compañero que hace de limpieza entra por examen de competencia.
En la CNS existen dos sectores de trabajadores: el profesional, y de trabajadores, administrativos, auxiliares en enfermería y técnicos.
Los médicos están concentrados en el Sindicato Médico y Ramas Afines de la Caja Nacional (Simra). La secretaria ejecutiva, Aurora Balderrama, asegura que uno de los mayores problemas es la falta de infraestructura.
“Los pacientes nos acusan de no darles buena atención, creen que es negligencia y no entienden que nosotros respondemos a los equipos e infraestructura que existen”.
Advierte que son muchos los problemas internos.
1956
El 1 de marzo de 1956 se inauguraron los servicios del Seguro de la Caja Nacional de Seguridad Social, nombre que se conservó hasta 1987, cuando se la denominó Caja Nacional de Salud.
1970
El 1 de abril de 1970, durante la presidencia del general Alfredo Ovando, se inauguró el Hospital Obrero Nº 2 y en la década de los 90 se amplió la infraestructura construyendo otro bloque más en la parte central.
Asegurados
“Cada año hay un crecimiento aproximado de un 1 por ciento en la población de asegurados. Hace 20 años eran más de dos millones de asegurados, y actualmente superan los tres millones. Por esa razón, hay deficiencias en la atención en nuestras reparticiones”.
Juan Carlos Meneses, gerente general