Autonomía indígena, proceso con solo 3 conversiones que avanzan
1.474 raqaypampeños no olvidarán el histórico 14 de junio de 2017 cuando, vestidos con sus coloridos atuendos indígenas quechuas, en los que resaltan finos bordados y sombreros blancos, únicos del área rural cochabambina, eligieron a Florencio Alarcón como la máxima autoridad administrativa del autogobierno indígena de Raqaypampa, un pueblo situado a 220 kilómetros de la ciudad de Cochabamba.
Ellos sabían que, con la elección de Alarcón, un hombre de 59 años, un poco más de 1.75 metros de estatura y tez cobriza, daban un paso más hacia la consolidación de su autonomía, un proceso iniciado hace casi 30 años.
A unos 799 kilómetros de Raqaypampa, en el noroeste paceño de la provincia Bautista Saavedra, está Charazani, otro singular pueblo también de origen quechua, donde resaltan los ponchos rojos y sombreros borsalinos.
Son indígenas que también buscan consolidar su autonomía indígena, proceso que, sin embargo, hoy se ve frenado porque no se ponen de acuerdo para definir la sede del autogobierno y ajustar rápidamente su estatuto autonómico, para continuar con la elección de sus autoridades.
Ambas, con características similares, pero con avances diferentes, son dos de las 19 iniciativas de conversión a la autonomía indígena originaria campesina que desde 2009 se impulsa en Bolivia, tras la puesta en vigencia de la nueva Constitución Política del Estado y la Ley de Autonomías y Descentralización, que incorpora la forma de autogobierno indígena.
El artículo 2 de la Carta Magna señala: “Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales, conforme a esta Constitución y Ley”.
Pero, ¿cuántos de los 19 procesos de conversión a la autonomía indígena originaria campesina avanzaron de manera exitosa en casi una década?
A decir del director general de Organización Territorial del Viceministerio de Autonomías, Gonzalo Vargas, en Bolivia hay solo tres experiencias que están muy avanzadas, se trata de Charagua Iyambae, ubicada en la provincia Cordillera de Santa Cruz; Raqaypampa, en el Cono Sur de Cochabamba; y Uruchipaya, en la provincia Sabaya de Oruro.
Adicionalmente, están otros procesos con constitución “tierna, digamos, con veredicto que da el Tribunal Constitucional”. Entre ellos está Totora Marca (Oruro), independientemente de que su estatuto haya sido reprobado en referendo; luego está Pampa Aullagas (Oruro), Mojocoya (Chuquisaca) y Huacaya (Chuquisaca)”.
“De ellos, hay un trío que nos preocupa: Totora Marca, Mojocoya y Huacaya, donde los estatutos han sido reprobados en referendos, pero el hecho de que los estatutos hayan sido reprobados por la comunidad no significa que haya un rechazo a la autonomía. Hay todavía desacuerdos respecto a los estatutos que tienen que revisar”, asegura Vargas, quien, hasta antes del 22 de enero y la reconfiguración del gabinete ministerial de Evo Morales, fungía como Viceministro de Autonomías Indígenas.
Otros pueblos que han decidido consolidar la autonomía indígena, unos por el referendo y otros por procedimientos propios, y que actualmente vienen trabajando en la elaboración de su estatuto autonómico, son la Organización Indígena Camineña (Beni), Gutiérrez (Santa Cruz) y Coniyura (Cochabamba).
Otro grupo de los municipios en conversión, cuya decisión la tomaron en 2009, pero que de momento está paralizado, está conformado por Tarabuco (Chuquisaca), Jesús de Machaca (La Paz) y Charazani (La Paz).
Por otro lado, están Salinas de Garci Mendoza (Oruro) y Chayanta (Potosí), que aún no han conformado sus órganos deliberativos, y “son los más retrasados del proceso autonómico indígena”.
“En Potosí, hay una experiencia interesante, en el Jatun Ayllu Yura, que está en plena elaboración de su estatuto”.
A todos estos se suman Lomerío (Santa Cruz), Corque (Oruro) y el Territorio Indígena Multiétnico conformado por trinitarios, ignacianos, movinas, yuracaré y chimanes (Beni).
De estos 19 procesos, 12 buscan la autonomía vía conversión de municipio, y siete vía Territorio Indígena Originario Campesino (TIOC).
“En los municipios que se están convirtiendo a autonomía indígena, el mayor obstáculo fueron los alcaldes. Aunque ellos se autorreconocen de origen indígena como sucedió en Tarabuco, han jugado a boicotear el proceso de la autonomía indígena. Esto estaba sucediendo en Charagua; sin embargo, la habilidad de los hermanos guaraníes hizo que tomen la Alcaldía de ese municipio en alianza con el Movimiento Al Socialismo (MAS). De esa manera, garantizaron que en referendo aprobatorio del estatuto se imponga el Sí”.
En el caso de Uru Chipaya, según Vargas, no hubo resistencia de parte de los alcaldes de la zona. “Si bien no se sumaron activamente al desarrollo de la autonomía, ellos dejaron fluir el proceso”.
RETROCESO
Desde la óptica del antropólogo y autor de “Etnicidad y clase. El Estado boliviano y las estrategias andinas de manejo de su espacio”, Pablo Regalsky, las autonomías indígenas en Bolivia han sufrido un gran retroceso. “La autonomía indígena responde a uno de los primeros artículos de la Constitución Política del Estado que reconoce a los pueblos indígenas como preexistentes a la colonia, y esos pueblos tienen derecho a la libre determinación, pero todas las regulaciones posteriores a la Carta Magna, como Ley de Autonomías, Régimen Electoral, Ley de Deslinde Jurisdiccional, entre otras, no están acordes a la norma”.
En ese sentido, considera que el Gobierno debe adecuar las leyes a la Constitución y “no a sus propios deseos e intereses”.
Regalsky asegura contar con información, fruto de investigaciones, de que varios pueblos que decidieron apostar por la autonomía indígena no continuarán con los trámites porque creen que son inútiles y que la vía más factible es “tomar las autonomías en sus propias manos”.
Por su lado, Luz María Calvo, directora del Instituto Socioambiental ISA Bolivia, coincide en partes con Regalsky e indica que el proceso es muy duro debido a que existen muchas exigencias y los trámites son muy complejos. “Toda esta adecuación es un proceso difícil para el cual no existe apoyo”.
Ambos indican que la conversión del exministerio de Autonomías a Viceministerio y el exviceministerio de Autonomías Indígenas a una “simple” Dirección no es más que un retroceso.
“El cambio ha afectado, el exviceministerio de Autonomías ha trabajado bastante y ha dado un apoyo real. Aunque en la actual Dirección sigue habiendo voluntad para hacerlo, su capacidad institucional es mucho menor, al punto de que en Cochabamba no existe oficina ni técnicos para coordinar. Ahora todo se concentra en La Paz”.
Para Regalsky, lo mínimo que el Gobierno debiera hacer es reponer el Viceministerio para que el proceso autonómico cuente con recursos y continúe. Sin embargo, el mayor problema está en las leyes que traban el proceso que muchos pueblos indígenas soñaban con culminar.
16 Pueblos
De 19 poblaciones que apostaron por la autonomía indígena, 16 tienen escaso o nulo avance, debido a trabas legales. El Gobierno admite que hay casos que preocupan, porque el proceso quedó estancado.
Raqaypampa
Es el único pueblo que en Cochabamba avanzó. Se prevé que en enero de 2018 su máxima autoridad ya gobierne.