LAS FALSAS PROMESAS PERMITEN A MALOS JURISTAS ASEGURAR EL PAGO DE HONORARIOS SIN CUMPLIR SU TRABAJO.
Abogado le estafó y quitó la mujer a Joaquín mientras estaba preso
Joaquín (nombre que reserva la identidad del denunciante) es uno de los reos, al igual que cientos en Cochabamba, fue estafado por su abogado pero además traicionado ya que éste le “robó” a su esposa.
Desde hace tres años que Joaquín cumple una sentencia de seis años por el delito de estelionato (vender o empeñar una propiedad ya vendida o empeñada).
Como todos, su abogado le prometió sacarlo libre de la acusación en su contra mientras exigía puntualmente el pago de sus honorarios.
“Me decía ‘vamos a presentar esto y esto y vas a salir rápido’, luego que ‘se está complicando tu caso’, después ‘vamos a tratar que tu pena sea mínima’ y así se suspendían y suspendían las audiencias. El día que finalmente se realizó, Joaquín recibió la pena máxima estipulada para ese delito, seis años.
La esperanza de una apelación lo mantenía firme junto a su abogado; sin embargo nada de lo prometido se cumplía y Joaquín continuaba pagando los honorarios.
Después de un año y medio preso se enteró, por medio de uno de sus hijos, que el abogado frecuentaba mucho la casa y las salidas con su esposa eran recurrentes.
“Ahí recién me di cuenta. Este abogado nunca había presentado nada y más bien quería que me funda en la cárcel”, concluyó indignado.
Desfalcado, sin dinero ni familiares que puedan apoyarlo, Joaquín quedó solo frente a su pena de seis años. A las pocas semanas de haber descubierto la traición sus hijos se quejaron del abandono y maltrato que sufrían por parte de su madre y su actual pareja.
Fue entonces que decidió buscar salidas alternativas a su reclusión. Al no contar con recursos económicos optó por solicitar un abogado de Defensa Pública.
“Quisiera salir con la redención porque no hay quién los mire a mis hijos. Los dos solitos se salen y los dejan sin comida”.
Cuando Joaquín aceleraba todos los trámites, junto a Defensa Pública, para salir lo antes posible, la semana pasada fue notificado con una nueva denuncia de violencia familiar. “Mi esposa ni siquiera viene a visitarme y ese abogado me mete otro proceso”, reprochó.
INDOLENCIA Martha D., de 61 años está recluida hace tres años y cuatro meses en el penal de San Sebastián Mujeres por delitos de narcotráfico. Gracias a su condición de adulto mayor pudo reducir su pena de ocho años a la mitad, sin embargo la indolencia de su abogado la mantuvo más tiempo del que debía en la cárcel.
“Primero estaba con el doctor Teddy C. y le pagué 350 dólares y no había presentado nada de papeles. Luego otra doctorita me estaba asistiendo y de donde pude conseguí tres mil bolivianos y tampoco hizo nada, ni un papel”, contó su experiencia con los abogados.
Al no contar con más dinero y gracias a la sugerencia de sus otras compañeras, ella optó por requerir la asistencia de un abogado de Defensa Pública para acelerar su salida. “Solo falta que verifiquen mi casa, eso deben estar haciendo ahorita y mañana salgo libre”, dijo la mujer que rompía en llanto al recordar todo lo perdido mientras estuvo presa.
“Hace cuatro meses murió mi hijo. Había vuelto con su esposa y apareció muerto”, lloró sin prestar más detalles.
A horas de salir de su encierro, Martha no quiere perder la oportunidad de decir a la población que “piensen bien las cosas que hacen”. “Yo no quisiera que nadie venga a parar a este lugar... nadie”.
REFERENCIAS “Me decían que el abogado particular es mejor y por hacerles caso sigo presa pese a haber pagado todo lo que debía”, contó Porfiria O.V., de 49 años. Ella ingresó a San Sebastián Mujeres acusada de estafa múltiple. Durante dos años y tres meses soporta un encierro lejos de su hijo, que dependía solo de ella por tener discapacidad física.
“El -abogado- particular me sacó mucho dinero nomas. Ahora estoy con el doctor Edwin Muñoz, él ya me lo ha movido y me dijo que puedo acogerme al indulto”, contó Porfiria esperanzada en el trabajo de su nuevo defensor.
“Algunos aprovechan del dolor del privado de libertad dándoles falsas esperanzas”, lamentó Ludmila T.N., delegada del centro de rehabilitación penitenciaria San Sebastián Mujeres.
Hizo tres promesas y cobró 3 mil dólares
Eugenia A., de 41 años, permanece recluida desde hace dos años y siete meses. Su abogado particular le hizo varias promesas. “Primero me dijo que reduciría mi pena a 8 años cambiando mi delito, de tráfico a suministro, luego dijo que me sacaría con cesación y después indulto parcial. Ya le pagué 3 mil dólares y nada”.
Jurista solo aparecía para pedir dinero
Una reclusa de la tercera edad, Delia E.T., aguardaba con esperanzas la visita de su abogado, siempre que iba le decía que todo marchaba bien, pero que necesitaba más dinero. Luego de cuatro meses en los que pagó tres mil bolivianos el abogado desapareció “sin que haya movido un dedo”, según Delia.