EMBARAZO ADOLESCENTE.
Claudia fue madre a los 15 y ahora informa a sus compañeros
La adolescente tiene un bebé de seis meses que la acompaña a diario a pasar clases. El año pasado fue víctima de una violación, pero ella convirtió esa mala experiencia en un arma para hablar de sexualidad en las aulas de su colegio. Profesores y estudiantes la apoyan y le han instalado un cambiador de pañales en el curso.
A pocos días de haber retornado a clases, luego de las vacaciones invernales, Claudia (nombre que protege la identidad de la víctima) fue sorprendida por un desconocido cuando caminaba del colegio a su casa.
Eran aproximadamente las 19:00 horas y ya había oscurecido. Pese a que opuso resistencia fue arrastrada a un lote baldío, donde un hombre que tenía el rostro cubierto abusó sexualmente de ella y la abandonó en el lugar.
Claudia tenía en ese entonces solamente 14 años.
Cuando se inscribió esta gestión en el colegio, sus maestras no sabían que estaba embarazada, porque su vientre no había crecido en gran tamaño, pero al darse cuenta de su situación hicieron que la Defensoría de la Niñez de Colcapirhua intervenga.
Ya habían transcurrido cerca de ocho meses de la noche en la que la menor fue abusada y sus padres tampoco habían hecho la denuncia por el delito de violación. Hasta la fecha, el hombre no fue identificado.
¿ABORTO?
Claudia podía acudir a la justicia para practicarse un aborto impune, tal como lo establece el artículo 266 del Código de Procedimiento Penal cuando existe una violación y riesgo en la salud de la madre. Sin embargo, jamás pensó en aplicar este procedimiento.
En marzo pasado, Claudia dio a luz y su vida cambió para siempre.
Durante parte de su embarazo, la adolescente no pudo asistir a los primeros días de clases y realizar actividades cotidianas como sus compañeros. El peso de su cuerpo y los cuidados en su embarazo no se lo permitían.
Aunque fue muy difícil para sus padres aceptar lo que les estaba pasando, ellos le dieron el apoyo, incluso para cuidar del bebé que venía en camino, pero la joven decidió asumir la responsabilidad de la maternidad de manera seria y se resiste a separarse de su hijo durante sus horas de estudio en el colegio, prefiere llevarlo con ella a pasar clases.
Es por eso que todos los días, después del almuerzo, se enfunda en su uniforme y carga su mochila, en la que tuvo que hacer un espacio entre los libros y cuadernos para llevar también pañales, baberos, algo de ropa y chupones. Su espalda y hombros soportan el peso de la mochila, mientras que en el pecho carga a su hijo que tiene seis meses.
Cuando llega a su unidad educativa, en el turno de la tarde, muchas de sus compañeras la ayudan a cargar sus cosas para que ella pueda atender al bebé.
Claudia escucha las clases de sus maestros, escribe y da exámenes con su hijo en brazos, casi todo el tiempo. Espera que cuando el pequeño se pueda sentar tenga un espacio en su pupitre.
Mientras tanto, cerca del asiento que ocupa en el aula se ha instalado un mueble que hace de cambiador de pañales para que cada vez que deba realizar esta tarea no tenga que salir del aula y perder parte de la clase.
El caso de Claudia, inscrita en uno de los colegios más rígidos del municipio de Colcapirhua, ha cambiado la forma de pensar de estudiantes y maestros, que han abierto su mente para comenzar a hablar de sexualidad y darle todo el apoyo a la estudiante madre que tienen en sus aulas.
CHARLAS
Por su parte, Claudia ha decidido de manera personal comenzar a dar charlas de sexualidad en su colegio, no solo en su aula sino también en otros cursos. Su objetivo es prevenir el embarazo adolescente.
Si bien ella fue víctima de una violación, cree que los embarazos que surgen de relaciones amorosas entre adolescentes en la etapa escolar se pueden prevenir.
Los maestros de su colegio han puesto el tema en el tapete debido a la realidad que deben enfrentar las jóvenes que se convierten en madres antes de ser bachilleres.
Claudia jamás imaginó tener que terminar la secundaria con un hijo en brazos, pero esta situación no es un impedimento para continuar con sus estudios y sueños.
La joven asume ambas tareas de manera responsable y son pocas las veces en las que la maternidad le ha impedido asistir a clases. Cuando no puede ir al colegio se pone al día de inmediato para evitar perjuicios. Tiene la esperanza de que al terminar el bachillerato pueda estudiar una carrera profesional.
Con el tiempo evaluará si necesita la ayuda de sus padres para el cuidado de su niño o si continuará llevándolo al aula para no apartarlo muchas horas al día de su lado.