¿Por qué una madre, hija o vecina llega a convertirse en asesina?
Existen ocho situaciones que impulsan a una persona a cometer un crimen; muchas de ellas a raíz de sentimientos y emociones involuntarias, que deben ser valoradas por la justicia para determinar el grado de imputabilidad. Estas mujeres pueden haber sufrido trastornos de personalidad o trastornos mentales temporales antes de cometer el hecho.
Cuando vemos en nuestro entorno directo, difícilmente podemos advertir cuándo una madre, hija, hermana o vecina puede llegar a cometer un crimen tan grande como un asesinato.
Existen situaciones intrínsecas a la persona que podrían llevarla a cometer un crimen, sin que necesariamente haya estado involucrada en una banda o en circunstancias delictuosas.
La psicóloga forense Lorena Cox explica que existen ocho situaciones que llevan a una mujer a estos niveles extremos.
Las personas que atraviesan por estas condiciones emocionales no tienen conocimiento y/o voluntad de lo que están haciendo y su grado de imputabilidad debe ser determinado luego de una evaluación psicológica.
TRASTORNO DE PERSONALIDAD
Cuando se habla de trastornos de personalidad, en algunos casos son producto de herencia genética, modelos educativos o el contexto social, y que implica un patrón de comportamiento en las diferentes esferas de relacionamiento personal a lo largo de la vida, por cuanto, han tenido un inicio temprano y se ha desarrollado hasta la edad adulta.
TRASTORNO TEMPORAL
Este último supone una alteración mental que solo dura un tiempo, de manera espontánea y no deja secuelas en el normal desarrollo de la personalidad. El mismo puede producirse cuando la persona ha atravesado por un momento de rabia, frustración y miedo extremo que provoca la reacción impulsiva y agresiva al punto de producir un daño gravísimo o la muerte de alguien, sin tener conocimiento o voluntad en relación con lo que hizo.
En ocasiones esto sucede con algunas mujeres víctimas de violencia y que han desarrollado entre otros el síndrome de la “mujer maltratada”, o ideas celotípicas (celos extremos y desconfianza) y otros devinientes de este contexto de relacionamiento familiar.
“Generalmente estas personas solo se dan cuenta de lo que hicieron cuando vuelven en sí, es decir cuando pasa ese trastorno transitorio”, reafirma Cox.
MIEDO INSUPERABLE
Al igual que el caso anterior, el miedo insuperable provoca una reacción no prevista e inconsciente, como cuando una mujer se choca frente a frente con un ladrón en casa, alguien la agarra por sorpresa en un lugar silencioso y peligroso, entre otras de miles de situaciones.
ESTADO DE NECESIDAD
Cuando una persona atraviesa por un estado de necesidad extrema de la cual depende su vida o la de sus seres queridos, como la necesidad de alimento, de agua, de dinero o medicamentos.
INTOXICACIÓN
O ABSTINENCIA
Cuando una persona drogodependiente, ya sea al alcohol, cocaína, clefa u otras sustancias ha pasado el límite de conciencia o abstinencia, puede pasar a grados de alucinaciones que la impulsan a cometer un delito sin que lo haya planificado. “Sin embargo, si quienes a sabiendas de que las drogas le provocan esos impulsos se inducen a esa intoxicación, entonces son plenamente imputables”, aclara Cox.
ALTERACIÓN PSÍQUICA
Las emociones recurrentes como los celos extremos, por ejemplo, generan un trastorno en la mente que provocan en la persona una percepción incoherente de la realidad generándoles ideas fantasiosas y equivocadas que despiertan la ira hasta niveles de violencia extrema, tal como ocurre con la mayoría de los feminicidas.
ANOMALÍA PSÍQUICA
La anomalía psíquica puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, incluso desde la infancia. Inicia con algún evento estresante como la muerte de un ser querido, la traición o el desempleo.
ALTERACIONES
DE LA PERCEPCIÓN
Las ilusiones y las alucinaciones son algunas de las alteraciones de la percepción que pueden ser provocadas voluntariamente o involuntariamente. Se dice voluntarias, como cuando, por ejemplo, una persona escucha un petardo e imagina un disparo y toda una situación convulsiva. Las alteraciones son involuntarias cuando se producen ante situaciones de tensión nerviosa, como visitar un lugar tenebroso y empiezan a percibirse imágenes fantasmales o sonidos tenebrosos o inquietantes.
Tanto en el trastorno mental transitorio como en el trastorno de personalidad, ¿por qué solo algunas reaccionan de una forma violenta? “En su mayoría estas personas han atravesado por situaciones vitales estresantes como la pérdida de un ser querido, una ruptura sentimental o simplemente una reprobación académica o despido laboral”, acota la profesional.