EN COCHABAMBA EL 80% DE LOS SECUESTROS ES ENCARGADO POR AJUSTE DE CUENTAS EN EL NARCOTRÁFICO. SE PERPETRAN ENTRE 25 Y 30 SECUESTROS CADA AÑO, SEGÚN LOS PLAGIADORES, PERO SOLO SE DENUNCIARON CUATRO EN CUATRO AÑOS
Secuestradores: “Los negocios chuecos se hacen rectitos”
“Me la botaron muerta en la puerta de mi casa... embolsada en un saquillo”, “Nos ataron como a ovejas... éramos 11, incluido mi bebé”, “No he matado a nadie que no se lo haya merecido”, “Solo hacemos lo que el cliente nos pida”. Estos son algunos de los testimonios de víctimas y delincuentes que se vieron involucrados en secuestros en Cochabamba.
En los últimos cuatro años, cuatro secuestros armados se conocieron en el departamento, aunque integrantes de bandas y redes internacionales señalan que realizan entre 25 a 30 “trabajos por año” y casi nadie lo denuncia.
“La mayoría de los trabajos son por narcotráfico, y ellos saben. Denunciarlo sería como entregarse a la boca del lobo”, cita Daniel M.C. al advertir que una denuncia representaría para el narcotraficante exponerse a investigaciones policiales y posteriormente a la detención.
Aunque no existen datos precisos, autoridades policiales, de alto y mediano rango, coinciden en que entre el 60 y 70 por ciento de los casos atendidos son por ajuste de cuentas, mientras que los secuestradores citan un 80 y 90 por ciento .
El porcentaje restante sería originado por disputas de herencia, rencillas personales y autosecuestros, y en casos excepcionales para extorsionar a gente adinerada.
De todos estos hechos, los más peligrosos son los referidos al narcotráfico y a los protagonizados por bandas criminales de extorsión.
“De todos los trabajos, un 5 por ciento terminará con un muertito, pero esos son por encargos o, en casos extremos, porque algo se salió de lugar”, cita José, de 30 años, integrante de una banda local.
En Bolivia operan al menos tres redes internacionales de secuestradores. “Están los 4M16 que la manejan brasileños, en la que incluso hay familiares de altas autoridades de ese país. Después están los Zetas que ya todos los conocen, deben estar entre 3 o 4 años en Bolivia, los PPL que tienen su gente en Alemania, México, Finlandia y Australia; incluso hay personas que trabajan con los Bandidos M.C. de Texas, Francia, Alemania y no sé cuántos países más, están en todo el mundo”, relata la fuente.
El trabajo de estas redes se enmarca absolutamente en lo que sus contratantes les piden, pero la principal acción es escoltar carga y acompañar la compra, venta y cobro de mercancía.
Pero si las cosas no se hacen según lo previsto, su acción es inmediata. “En el mundo del narcotráfico somos nosotros quienes se encargan de hacer cumplir los negocios tal cual, porque no hay policía ni justicia a quién quejarse”, explica Daniel M.C. al señalar que quienes pretendan salirse de lo acordado deben ajustar cuentas “por la mala”.
El pago por este tipo de trabajos va desde los 30, 50 y 100 mil dólares, según el monto que se vaya a recuperar.
“La gente nueva es la que cree que se puede jugar sucio, no saben que ‘los negocios chuecos se hacen rectitos”, advierte José, a tiempo de citar que si bien logran salvar la vida de su ser querido, posteriormente, es la misma Policía que los mete presos tras develarse que están vinculados a delitos de la Ley 1008.
Al respecto, el jefe de Planeamiento y Operaciones del Comando Departamental de la Policía, Marco Miranda, informa que ningún hecho criminal o ilícito puede ser dejado de lado en la investigación por más que la vida del implicado haya estado expuesta.
“Si hay indicios de que esta persona -la víctima de secuestro- está vinculada al narcotráfico remitimos el caso a la FELCN (Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico)”, precisa al señalar que todos los casos en que habían indicios derivaron en su detención.
Respecto a que si los secuestros se incrementaron o no en el país, José solo refiere que antes los mandaban a traer desde Brasil o Colombia para tareas específicas, pero que desde hace unos tres años, y por el incremento de “gente mala en el negocio sucio”, varios de ellos han considerado cambiar de residencia, principalmente a Santa Cruz y Cochabamba.
En Cochabamba, la mayoría de los contactos y contratos se hace a través de gente en las cárceles. “No solo nos contactan, la gente sigue manejando desde allí sus negocios”, acota el plagiador.
Este secuestrador dice que la posibilidad de que las bandas se involucren en operaciones con empresarios o familias que no estén en ilícitos es casi nula. “Por más que sea platudo, es muy probable que tenga su dinero en un banco o invertido. En cambio, los narcos sí manejan grandes sumas, entre 100 mil y 300 mil dólares”, puntualiza.
10 por ciento de ganancias va a la organización
En las redes internacionales, el 10 por ciento de las ganancias de un secuestrador es entregado a las cabezas de la organización. Este pago se considera como un seguro de vida, que le permite al plagiador asegurar su libertad en caso de ser sorprendido, o que la pena sea mínima. “En cada red tenemos por lo menos un juez y un policía de alto rango”, afirma Daniel.
Plagiadores gozan de privilegios en prisión
“En las cárceles, primero estamos nosotros -los secuestradores- y los atracadores, después los de la Ley 1008 porque tienen dinero y es gente con influencias. Después vienen los pequeños ladrones y al final siempre están los violadores. A los violadores no se los respeta en ninguna cárcel”, afirma José, un reo extranjero, miembro de una red internacional.