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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Climaterio en el hombre

Climaterio en el hombre
Alguien me señaló en una ocasión que el climaterio era un “aclimatarse”, definición que me pareció interesante, no obstante esa adaptación sucediese de manera inconsciente, pues es un hecho biológico. El climaterio es una fase del ciclo vital que se conoce como el reajuste metabólico, periodo de transición entre la edad reproductiva y la pérdida total de la función ovárica, que ocurre, en promedio en la mujer, entre los 42 hasta los 65 años. Pues bien, algunas mujeres atraviesan el climaterio sin dificultad y ven en esta travesía la posibilidad de acceder a un ciclo de vida más pleno y enriquecedor. Otras viven como una carga pesada, desacreditada por la sociedad patriarcal, pues los estereotipos sociales y culturales son negativos. La marca de histéricas, el fin de la sexualidad, perder el atractivo físico y el equivocado binomio fertilidad-feminidad son estigmas machistas que influyen en el equilibrio anímico de la mujer.

Ahora bien, el climaterio también involucra a hombres. Según la doctora en Psicología Clínica Beatriz M. Rodríguez (2009), el suplicio masculino responde principalmente a la ruptura del equilibrio y a la sensación subjetiva de pérdida de control del poder y la sexualidad, es decir, una crisis biográfica, debido a las transformaciones del imaginario. El estudio de caso da cuenta de que las propias compañeras de hombres “climatéricos” hablan sobre los ardides y estrategias que ellos despliegan para su disimulo u ocultamiento, revelando la asociación del narcisismo masculino con la virilidad. Dicho de otro modo, no eran sino mujeres climatéricas quienes delataban las dificultades experimentadas por hombres, tan deprimidos y asustados por su propio envejecimiento, que no sabían cómo aceptar ni afrontar el de su compañera.

A todo esto, es innegable que se vive una relación profunda entre biología y cultura. De qué manera podemos comprender que precisamente en esta etapa el hombre tenga relaciones extramatrimoniales con mujeres jóvenes, justificando que su esposa es histérica, que ya no tiene atractivo físico, que no lo entiende sexualmente y que está vieja. Para pensar, ¿no? Definitivamente, esta etapa vital está minada de prejuicios. Sin embargo, yo creo que tanto hombre como mujer son sujetos frágiles, frente a las presiones que se ejercen tanto de la industria farmacéutica, como de la moda o cosmética, de tal manera que ambos son vulnerables a miradas externas competitivas y creadoras de síndromes o estigmas. Habría que pensar también en el universo simbólico del hombre, respecto a la sexualidad y virilidad. Para comenzar, pienso en el Viagra y deduzco que el hombre, sin el poder viril, no se siente hombre. Así también, creo que es la crisis vital más fuerte que atraviesa.

Algunos dirán: la mujer pierde sus funciones ováricas, por eso deja de menstruar, el hombre no pierde nada. ¿Será? Tal vez los silenciosos patriarcas no quieren aceptar la paulatina merma de los niveles hormonales que transitan, claro, sin bruscas interrupciones como la menopausia. Lastimosamente, el imaginario patriarcal está profundamente ligado al concepto de virilidad, demostrándose en formas discursivas: hombre es virilidad, sexualidad, poder; mujer es procreación, menopausia, vejez.