Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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LO PERMITIDO POR LEY ES 22 PERSONAS

Micros duplican la cantidad de pasajeros y nadie controla

En las horas pico el servicio de transporte supera lo establecido en la norma. Los choferes no cierran las puertas, tal como está establecido y la gente viaja colgando.
Micros duplican la cantidad de pasajeros y nadie controla


“Pase al fondo, recorran por favor”, es el pedido que hace un chofer de la línea Y mientras tres personas se suben al micro en la avenida Heroínas y Tumusla.

Una de ellas queda colgando en la puerta por falta de espacio, mientras que en los asientos destinados a dos personas se puede observar hasta cinco pasajeros sentados.

Un joven lleva a su enamorada en sus faldas y al lado una mujer lidia con sus dos hijos pequeños que van en sus rodillas.

Los pasillos están llenos, la gente se sujeta de los asientes o de las barras superiores, pero un freno de golpe hace que todos recorran hacia adelante.

“Ya está lleno maestro, ya no hay campo”, dicen los pasajeros cuando el chofer intenta estacionar para recoger a más personas.

Es mediodía, los usuarios deben retornar a casa, en muchos casos acompañados de sus hijos que recogen del colegio y utilizan el micro sin importar si hay o no un asiento. Los micros duplican la cantidad de pasajeros permitidos por el Código de Tránsito que en su artículo 244 establece un máximo de 22 personas para esa modalidad de transporte, pero la irregularidad ocurre a diario ante los ojos de los policías que ejercen poco control.

“Lo importante es llegar a la hora del almuerzo”, dice una pasajera que se ventila el rostro con un cuaderno mientras soporta el caótico viaje.

Algunos pasajeros sofocados por el calor que se genera en el micro en el que algunas ventanas ni siquiera se pueden abrir se quedan dormidos y expuestos a que les roben sus pertenencias.

Carlos que vuelve de su oficina a almorzar comenta que cuando el micro estaba lleno alguien le robo el celular que llevaba en el bolsillo.

El chofer sostiene que la demanda es la que los hace infringir la norma.

“La gente se sube cuando paramos para dejar a otro pasajero, a veces ya no queremos recibir, pero corren y se entran”.

Asegura que el caos es solamente en horas pico. Por la mañana a las 7:30 a 8:00 a mediodía hasta las 13:30 y por las noches entre las 18:30 y 19:30 horas.



ADMITEN El secretario ejecutivo de la Federación de Transporte, José Orellana, reconoció que el excesivo traslado de pasajeros es una realidad que sucede por la alta demanda de usuarios en algunas líneas de transporte.

Manifestó que son solamente en ciertos horarios y que para evitar esto las líneas despachan los micros cada dos minutos, pero ni siquiera eso es suficiente para las necesidades que tiene la población en zonas alejadas del norte y el oeste de la ciudad.

“Ya hemos recomendado a los choferes que eviten esto, por el tema de seguridad, pero la demanda sobrepasa. Los usuarios en su desesperación por trasladarse se suben”.

Agregó que esto sucede porque hay personas de escasos recursos que no pueden pagar un taxi y prefieren viajar parados por el costo que tiene el transporte público.

Advirtió que esta situación podría empeorar si se aprueba una restricción vehicular para los micros. Ya que actualmente las unidades que existen no abastecen.

Tránsito: “Hay poco personal”

El director del Organismo Operativo de Tránsito, coronel Gonzalo García, dijo que el personal con el que cuentan no es suficiente para hacer todos los controles del transporte público.

Por la mañana trabajan 25 policías en las principales avenidas como la Heroínas, Ayacucho, Aroma, en la avenida Libertador Bolívar y en la Petrolera.

Un número similar de uniformados trabaja en un segundo turno de la tarde y permanece hasta las 21:00 horas.

La autoridad reconoció que es muy difícil hacer este control porque el ciudadano tampoco colabora.

Manifestó que la necesidad del servicio de transporte masivo ha hecho que este tipo de viajes sean aprobados por los propios pasajeros.

Manifestó que cuando hay casos extremos en los que se ve a gente colgando de la puerta se emiten boletas de infracción. La sanción en estos casos es de 50 bolivianos.

“Lo que debe primar es la seguridad del pasajero, pero el control es difícil porque los mismos usuarios insisten en subir a los buses llenos”.