“Todo panadero alaba su propio pan, yo alabo a mi papel”, afirma Jesús Florido, sin falsas modestias pero con un orgullo nada soberbio, al referirse al papel ”Odirolf” (su apellido al revés), hecho a mano y de manera artesanal.

“Desde hace años que solo pinto en el papel que fabrico, porque se adapta a todos los requerimientos que tengo. Justamente por eso empecé a fabricar mis papeles, buscando la textura y características para mi propuesta en la acuarela”, señaló el pintor nacido en Cochabamba y formado en la Escuela Superior de Artes Plásticas “Raúl G. Prada”, en la que ahora da clases de pintura.

Según Florido, un papel de acuarela no tiene que ser demasiado absorbente, tiene que tener textura para que facilite la ejecución de la mancha de acuarela y también hacer que la acuarela potencie sus características de color, transparencia y sutileza. “Anteriormente yo pintaba sobre papeles Arches, Fabriano o Canson, de fabricación francesa, pero ya no me interesa porque he encontrado mejor resultado en el papel que yo fabrico”, señaló.

El pintor afirma que hasta los niños pueden fabricar papeles, y llegó a diversas conclusiones tras investigar de manera personal sobre fabricación de papeles y realizar experimentos con rigor científico sobre recetas y resultados. “El papel que elaboro es elaborado a base de celulosa de algodón y secado a la intemperie, sin usar máquinas”, señaló.

Florido afirma que le gustaría poder llevar su producción a mayores escalas para poder proporcionar de este material a sus colegas.

Acuarelas de Florido, realizadas en su papel, se exponen en el salón Gíldaro Antezana de la Plaza Principal, junto a cuadros de Escarlet Salvatierra, Jorge Velasco y Amadeo Castro.