Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 10:52

UN POCO DE SAL

Iglesias evangélicas y patriarcado

Iglesias evangélicas y patriarcado
Sabemos que las iglesias evangélicas llegaron a Bolivia a inicios del siglo XX favorecidas por los gobiernos liberales que promovían una “educación laica” y la merma del monopolio católico. Sin embargo, su presencia dio origen a nuevas formas de colonización. Con ideas teológicas pre-modernas enfocaron su mensaje en la “única salvación” posible a través de la Iglesia Evangélica, acompañada de “extirpación” de supuestas “idolatrías” en las culturas indígenas locales; todo ello sustentado en lecturas fundamentalistas de la Biblia.

Si bien algunas iglesias evangélicas, tras el impacto de la Teología de la Liberación en los años 60 y 70 han avanzado respecto a interculturalidad y ecumenismo, esos avances progresistas son parciales porque se sigue relegando la participación de la mujer en el liderazgo, sin lograr cambios significativos en la estructura y poder patriarcal. El patriarcado en la teología de las iglesias evangélicas bolivianas aún goza de muy buena salud. Persisten las violencias encubiertas; a las mujeres de las iglesias se les ofrece solo dos paradigmas posibles: o el de la Virgen María, figura desechada dentro de las iglesias evangélicas, o la “madre sacrificada”. Cualquier otra probabilidad (soltera, divorciada, lesbiana, etc.) está fuera de norma.

La interpelación de los grupos feministas al cristianismo en Bolivia se ha realizado utilizando términos y simbología de la Iglesia católica. “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”; “Ave María llena eres de rebeldía…” Esa crítica no hace visible lo que pasa dentro de las iglesias evangélicas, donde se naturalizan y encubren violencias con el respaldo de una lectura fundamentalista de la Biblia.

Los cambios en la estructura patriarcal de las iglesias evangélicas vendrán de sectores diferentes a las jerarquías, como son, por ejemplo, los colectivos ecuménicos que reflexionan críticamente sobre la situación de las mujeres y el patriarcado en las iglesias.

Pese a la descalificación que se hace a las mujeres que protagonizan esos grupos, es muy importante la apertura de esos nuevos espacios en los que se pueden oír voces que interpelen los dogmatismos culturales y religiosos; voces capaces de agitar un poco las tranquilas aguas del patriarcado eclesial evangélico.