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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Karen, Joselín y Anette, las caras de Bolivia en judo de Bolivarianos

Pérez comenzó de casualidad, cuando acompañó a su hermano, que era hiperactivo, a clases en el tatami. Álvarez es la más chica: tiene solo 17 años, mientras que Aguilar, la más experimentada, resa
Karen, Joselín y Anette, las caras de Bolivia en judo de Bolivarianos



Juntas son invencibles. Por separado, también. Bolivia tiene tres “cartas poderosas” bajo la manga para cuando le toque cotejar fuerzas en el judo femenino de los Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017, en Colombia. Se trata de las cruceñas Karen Pérez y Anette Aguilar; y la sucrense Joselín Álvarez, las mujeres que coincidieron en advertir algo concreto, pese a las diferencias en sus personalidades: se pararán en el tatami (escenario de competencia) con determinación.

Karen, de 22 años y que se alista con mucha ansiedad para debutar en el torneo internacional (peleará en la categoría 57 kilogramos), tuvo un acercamiento peculiar con el judo: Un día, su madre le encomendó acompañar a su hermano menor a tomar unas clases, precisamente sobre el tatami, con el fin de que canalizara su hiperactividad. Ella aceptó gustosa. Durante los primeros días, se limitaba a esperarlo afuera, hasta que la instructora la invitó a entrar a la sala de ensayos y ser parte de los entrenamientos. Le dijo: “Si te gusta, te quedas”. Fue así como Karen descubrió el mundo del combate.

“Iba por mi hermano. Él entrenó por un tiempo más y yo seguí”.

Pese a su innegociable embeleso por las artes marciales, la muchacha no trazó luego un curso regular. Por cosas del estudio, debía cortar los entrenamientos y alejarse esporádicamente del judo.

Cuando decidía retomarlo, algunas de sus notas en el colegio bajaban y ello llevaba a su padre a “castigarla” con lo que más le gustaba. “Peor me portaba en el cole. Mi padre me castigaba. Me sentía incompleta. Cuando entré a la U ya no pasaba lo mismo. Me iba bien en los nacionales y se presentaban viajes. Culminé mis estudios y mis padres me dieron luz verde y me dejaron ir afuera para entrenar, por eso vine a China”, recuerda la cruceña, que es licenciada en bioquímica.

Hay algo que nunca olvida antes de entrar al escenario de competencia: le dirige palabras a Dios. “Para matar los nervios, siempre oro y me digo a mí misma que me tiene que ir bien. Me concentro en lo mío. Creo en Dios. Soy cristiana y eso me ayuda bastante. Lo veo así. Incluso les pido a mis amigos que también lo hagan”.

Siente que es el “momento ideal” como para ir a los Juegos Bolivarianos, pues su estadía en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de China, en estos últimos meses, le ha servido mucho para consolidar su técnica y afianzar su seguridad. “Es como ir a un examen de todo lo que estamos aprendiendo”.

Anette (26 años) es, sin dudas, la que lleva la bandera de la experiencia del team femenino. Ser la campeona nacional de la categoría 70 kilogramos por nueve años consecutivos le supone un plus de garantía para ir por más, pues no es novata en Bolivarianos ni Suramericanos.

Su primer acercamiento con el deporte de contacto se dio, al igual que en el caso de Karen, de modo singular. Cuando tenía 9 años, ella insistía en practicar una disciplina de combate. Entre las opciones que le había propuesto a sus papás estaban el boxeo y el kick boxing, dos prácticas que exponen más “rudeza” en la contienda.

Así las cosas, sus padres la convencieron para que aprendiera el judo y desestimara las otras ideas.

“De niña siempre quise hacer un deporte para no estar en casa todo el día. Quería aprender a golpear Mi abuelo tenía un puesto cerca del coliseo, entonces mis papás me llevaron al lugar. Allí me mostraron el judo. Estuve un año y me gustó. Luego, no había quién me acompañara y lo dejé. Mis papás se separaron. Fui a vivir con mi padre. Ahí ha sido cuando mi profe lo buscó y le dijo que me llevara. Regresé a los 14 años”.

Su retorno se dio de la mano de su cumpleaños, cuando recibió como regalo paternal el curso.

“Ya no paré. Empecé los entrenamientos dos veces por semana. Después fueron tres...y así todo fue aumentando”.

EN EL TATAMI NO HAY AMISTAD En uno de sus primeros combates, Anette se enfrentó con su amiga, que le había advertido que sufría del hombro. Para no herirla, la “cuidó” y no le dio golpes duros. La rival se retiró con la victoria y sin gestos de dolor. “Ahí, el profe (Boris Justiniano) me dijo que adentro del tatami no hay amistad”.

Para la cruceña, no es factible hablar en términos de “revelación”. Es decir, todo es reflejo del trabajo constante y mucho interviene la estrategia en la lucha. Con un rotundo “No se trata nada más de volcar al adversario”, la judoca trata de desmitificar esa creencia simplista.

En el team asoma la más chica de todas: Joselín, la capitalina que debutará en los Bolivarianos con solo 17 años y que asume su próxima actuación como la más grande en lo que va de su carrera deportiva.

“Estoy algo ansiosa y nerviosa, con emociones encontradas”, relata. Con relación a lo que contempla que será necesario para no claudicar en su estreno, define: “Tienes que estar segura. Creer en ti misma. Todas nos preparamos para dar lo mejor de nosotras mismas”.

Pide “comprensión” a las autoridades de su colegio, pues se ausentó por algunos meses. En sus tiempo libres, Joselín juega voleibol y baloncesto. “Pero son solo hobbies”, aclara la chuquisaqueña.

4 hombres representarán al país en los Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017. En total, son siete los judocas que intentarán llevar en alto la Tricolor.