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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:43

Federer gana Copa Laver y no se olvida de Rafa

El suizo le regaló el trofeo a Europa tras vencer a Kyrgios. Reconoció que Nadal tuvo “mucho que ver” en su trayectoria profesional.
Federer gana Copa Laver y no se olvida de Rafa



El tenista suizo Roger Federer, número dos del mundo, venció ayer por 4-6, 7-6 (6) y match tie-break (11-9) al australiano Nick Kyrgios (20. ATP), y consiguió el último punto para proclamar a Europa vencedora de la primera edición de la Copa Laver, en honor al legendario australiano de Rod Laver.

El suizo, artífice de este torneo, sorprendió a su afición al reconocer que el español Rafael Nadal no solo es su gran rival, sino también su amigo y referente en el juego.

“Hemos compartido tantos momentos fuertes en la pista y fuera que hemos establecido una fuerte amistad y cuanto más envejezco más me doy cuenta de que Rafa cuenta enormemente en mi carrera. Me ha ayudado a progresar, a convertirme en un mejor jugador. Tal vez porque su presencia es una fuente de motivación suplementaria”.

El suizo agregó que siempre que ensaya, lo hace “pensando en honrar la disputa con el español”.

“Su juego y el mío se complementan bien. Cuando entreno, trato de progresar y de ajustar mi juego para honrar nuestra rivalidad”.

Federer y el australiano hicieron disfrutar con su tenis al público, que volvió a llenar el O2 Arena, con aforo de 17.000 espectadores, y que tuvo un epílogo de infarto.

Kyrgios salió muy concentrado y logró romper el saque a Federer en el quinto juego, lo que celebró efusivamente, casi como si hubiera ganado el partido.

El de Camberra, de 22 años, y que disputa su quinta temporada como profesional en una trayectoria cargada de lesiones, sacó en el pabellón praguense toda su potencia y precisión en el golpe.

Por entonces, eran algunos toques de Federer, como un resto dificilísimo en el octavo juego, los que despertaba la ovación del público, la mayoría del cual vibraba con el equipo de Europa, que vestía camisa azul y pantalón blanco.

Ese octavo juego, en una manga que se llevó el australiano, fue el que deparó más emoción, con intercambios largos y precisos, en el que se alternaban repentinos ataques y excelentes golpes defensivos.

El australiano hizo gala de su amplio repertorio, incluidos golpes acrobáticos y sus certeros golpes de revés con las dos manos.