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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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COLECTIVO TELARTES

Los artistas están solos

Los artistas están solos
Hace unas semanas, tres artistas de Oruro sufrieron serios problemas de salud: Gonzalo Cardozo, escultor que ganó varias veces el premio del municipio de Cochabamba, enfrenta una afección al corazón y fue intervenido en el hospital Univalle de urgencia con diagnóstico reservado; Álvaro Álvarez, exintegrante de Llajtaymanta, sufrió una caída que le causó un TEC y está en coma; y el presidente de ABAP, Sergio Fernández Eguiza, en otro accidente sufrió quemaduras en gran parte del cuerpo. Ninguno de ellos cuenta con un seguro para solventar los gastos médicos –muy altos, por cierto– y por ello se han activado diversas campañas de solidaridad en Oruro, La Paz, Potosí y Cochabamba, impulsadas por artistas, a puro pulmón y cariño.

¿Por qué los artistas carecen de seguro de salud? Y más aún, ¿qué pasa con la Ley del Artista, que busca precisamente resolver esta absoluta y perversa carencia de beneficios sociales para los y las artistas del país? Y aún más: ¿en que quedó la Ley de Culturas que se ha trabajado durante tantos años entre Ministerio de Culturas y sociedad civil, y que establece lineamientos básicos para la condición del artista? Se realizan foros, encuentros nacionales, departamentales, impulsados por el Gobierno y algunos municipios, que eluden sistemáticamente el tema social de los artistas, además de marear la perdiz con elocuentes discursos de cambios en políticas y presupuestos para estar a tono con el sector. Hasta ahora, puro cuento.

Los y las artistas están solos. Salvo unas cuantas excepciones que viven del arte, que tienen buenos ingresos y se pueden pagar una clínica en situación de emergencia, todos los demás viven y trabajan —como queda demostrado— en alto riesgo. Las políticas sociales hacia el sector no existen. Las políticas culturales de transformación social tampoco. Presupuestos, tampoco. Pero, leyes que sí interesan salen en un tris tras: la nueva Ley del Tipnis se presentó a principios de julio a la Asamblea Plurinacional y el 13 de agosto fue promulgada. La Asamblea ha aprobado decenas de declaratorias de patrimonio cultural a danzas y sitios, saludos a la bandera. Pero, ninguna estructural (salvo la de Patrimonio) para el sector, menos en temas de protección social.

El panorama en todos los niveles del Estado es tan desalentador que podría afirmarse que estamos viviendo un oscurantismo, posiblemente peor que en épocas neoliberales: mientras nuestros compañeros se debaten entre la vida y la muerte, el Ministerio de Culturas está organizando el Dakar del próximo año. Es hora de indignarse y movilizarse.