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RADICAL LIBRE

La ecología del bachiller

La ecología del bachiller
“No vamos a ser guardabosques del Norte. Que no nos transfieran sus responsabilidades, sus obligaciones, a los países en vías de desarrollo”. El 29 de septiembre de 2015, Evo Morales definía así su política ecológica que, días después, formalizaría entregando al secretario de NNUU los ‘diez puntos para luchar contra el calentamiento global y salvar la Madre Tierra’. El sustento teórico y político de ese giro discursivo después de haber proclamado hasta ese momento que los derechos de la naturaleza y un cambio en el modelo civilizatorio eran prioritarios (“sin consumismo, sin mercantilismo, sin capitalismo, construyendo y consolidando un orden mundial para vivir bien”) radica en un artículo publicado tardíamente por su Vicepresidente (18 de mayo de 2017) titulado ‘Medioambiente e igualdad social’. Ambos gestos anunciaban la culminación neocolonial de la contraofensiva del MAS después de su primera y fundamental derrota resultado de las marchas indígenas de 2011 y 2012 y que tomaría la forma de la ley 969 promulgada este 13 de agosto.

La primera afirmación de eso que el Gobierno llama ‘ambientalismo colonizado’ es que “los que sufren los efectos devastadores de este fenómeno son los países colonizados, subordinados y más pobres, como los de África y América Latina”. Esto es obviamente falso; el cambio climático es un efecto global de la modernidad –capitalista y socialista- que afecta al mundo en su conjunto.

La segunda afirmación, “los efectos del calentamiento global se traducen, instantáneamente, en una concentración nacional, clasista y racial del sufrimiento y el drama causados por los efectos climáticos”, es también falsa. Los efectos son globales, por eso se llama calentamiento global. Algún momento destroza New Orleans con el huracán Katrina (murieron 1.836 personas y causó daños por 81 mil millones de dólares); otro momento causa una sequía y La Paz se queda sin agua durante tres meses.

La tercera afirmación, en cambio, contiene una media verdad. “Los medios disponibles para una resiliencia ecológica ante los cambios medioambientales dependen de la condición socioeconómica del país y de los ingresos monetarios de las personas afectadas”. Digo media verdad porque esa resiliencia también depende de las políticas públicas de cualquier país y no solo de sus recursos. Si en Bolivia fuésemos también guardabosques, es decir, si el Estado tuviese un mínimo de conciencia ecológica, hubiésemos logrado prevenir la sequía en La Paz o, cuando menos, disminuir sus efectos (...)