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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Macron ya se percibe como más de lo mismo

Macron ya se percibe como más de lo mismo
El enigma empieza a despejarse y el presidente francés, Emmanuel Macron, paga por ello. El hombre que ganó las elecciones presidenciales de abril y mayo pasados con un posicionamiento que los franceses llaman “nini”, ni de izquierda ni de derecha, y que algunos calificaron como “extremo centro”, ha sufrido una caída espectacular en los sondeos de opinión: 10 puntos menos entre junio y julio. Según la encuesta de la empresa Ifop: Macron pasó del 64 por ciento de satisfacción a un 54 por ciento . Su caída se debe esencialmente al amanecer de un desencanto por una acción gubernamental que está lejos del “nini”, que demuestra que es más de derecha que de centro y que hay una distancia abismal entre la realidad y las narrativas de cambios con el pasado que empujaron a Macron hacia la victoria. La sociedad empieza a ver que es más de lo mismo. Cinco de sus ministros tuvieron que presentar su renuncia en apenas un mes por estar implicados en turbias tramas de dinero, los impuestos aumentaron para las clases menos favorecidas, el Ejecutivo disminuyó el monto de ciertas ayudas sociales y se apresta a presentar una versión más dura de la reforma laboral ya aprobada durante el mandato del expresidente François Hollande. A ello se le suma el enfrentamiento que protagonizó Emmanuel Macron con el renunciante exjefe del Estado Mayor, el general Pierre de Villiers, con quien Macron adoptó un perfil que coincide con las críticas más frecuentes que recibe: el autoritarismo. Si bien es cierto que el general criticó en términos vulgares la pérdida de más de 800 millones de euros en el presupuesto de Defensa, el Jefe del Estado planteó la solución del diferendo con el general con la renuncia de este como única alternativa.

“¿Y si acaso el nuevo mundo político se pareciera furiosamente al antiguo?”, se pregunta el matutino Libération en uno de sus últimos editoriales. El advenimiento de una democracia esencialmente refrescada se ha quedado, por ahora, en sueños retóricos. El Presidente está dejando la impresión de ser más un tecnócrata en la mejor tradición de la Unión Europea antes que el gestor de un centro humanista. La decisión del Ejecutivo de bajar en cinco euros mensuales la ayuda personalizada a la vivienda (APL) al mismo tiempo que se divide por dos el impuesto a las grandes fortunas (ISF) plasmó una línea gubernamental en total contradicción con las promesas de campaña. A ello, también se ha sumado el tratamiento autoritario que el macronismo mantiene con la prensa. Luego de una serie de incidentes entre la Presidencia, el Ejecutivo y los medios, unas 20 redacciones (AFP, BFM TV, Europe 1, l’Express, France 2, Libération, el noticiero del canal de M6, Mediapart, Le Monde, Le Nouvel Observateur, Le Point, Premières Lignes Télévision, Radio France, RFI, RTL, Télérama, la Vie, Dream Way Production, LaTeleLibre) denunciaron presiones constantes. El macronismo amenaza a los periodistas con juicios, llama a las redacciones, selecciona a los periodistas que acompañan al Presidente, el cual, a su vez, se mantiene lo más lejos posible de los medios. Solo otorgó una entrevista a ocho diarios europeos e incluso suprimió la habitual entrevista presidencial del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa. El macronismo, globalmente, se muestra empeñado en arrebatarle a la prensa su función verificadora. No lo hace a golpes de tuits mentirosos como el mandatario estadounidense, Donald Trump, sino de una forma más construida y, desde luego, civilizada (...).