En su segunda jornada, el 8vo Foro de Escritores Bolivianos propició un intercambio de criterios entre dos miradas y generaciones encontradas en su perspectiva respecto al quehacer literario, nacional y universal.

Amalia Decker y Oswaldo Calatayud ofrecieron ayer ponencias que marcaron un fuerte contraste entre una forma más tradicional y conservadora, en el caso de Decker, de concebir la literatura, y otra con una marcada tendencia por la ruptura y la experimentación.

“He hecho mi trabajo, no como un dibujo libre, sino en serio”, advirtió Decker al iniciar su ponencia, resaltando que ella era la mayor de todos los invitados al encuentro.

“Debo admitir que vengo esquivando la producción literaria boliviana con marcadas excepciones. Los últimos tiempos han sido bastante prolíficos y seguro, no lo dudo, que en toda esta producción hay páginas de excelencia. Pero, como les decía, no cargo pesadas culpas sobre ello”.

Así continuó la escritora con su polémica charla.

“¿Será una nueva escuela la de jóvenes literatos que propone el alejamiento extremo de la literatura anclada en la realidad y, por ende, también el rechazo y desprecio profundo a la política?”, se preguntó, admitiendo no tener una respuesta.

“Convertir a la literatura en un Cirque du Soleil, por muy pulcra y talentosa que ella sea, puede ser también peligrosa para la propia literatura”, alertó, además, la escritora.

Por su parte, Calatayud, también comenzó su conferencia, nombrada por él mismo como un manifiesto de “escritura experimental”, con una provocadora frase: “Esta ponencia se enfrenta, una vez más, a la trillada pregunta de qué carajos es la literatura”.

“Estas hojas pretenden, sobre todo, poner la diéresis en su lugar y dar manifiesta cabida a un discurso que persuada a una generación que podría reconocerse así de hereje, como sus formas de expresarse, y así de experimental, como sus escrituras errantes”, advirtió.

Además, aclaró que “esto que llamo literatura experimental, no es que sea de un estilo que se regodea en el acto de transgredir la naturaleza del libro y subvertir los principios de la literatura, sino de experimentar en la escritura, las fuentes de nuestra humanidad”.

“Aunque este tipo de libros ahonda mucho en cuestiones de forma, hay en el fondo una necesidad primaria de decir algo. En palabras de Nicómedes Suárez (poeta beniano), el recuerdo es la forma y el olvido es el fondo, de ahí la importancia de ambos, lejos de cualquier afán ornamental”, complementó.

Tras un breve intercambio de criterios, con algunos pocos puntos en común, concluyó el debate, que continuará hoy con las exposiciones de clausura del foro, que estarán a cargo de los escritores Sebastián Antezana y el representante local, Iván Gutiérrez. El evento se realizará en el salón principal del Palacio Portales, desde las 19:00.