La maestría de Rafael Nadal se impuso a los 21 años del ruso Karen Khachanov, y el español se colocó en los octavos de Wimbledon, por primera vez desde que cayó en la final de 2011 contra el serbio Novak Djokovic.

Fue tan fino su juego, que el propio Rafa reconoció que casi alcanzó la “irrealidad”. “Por momentos, estuve a un nivel muy alto. Hace tiempo que no jugaba así. Era imposible matener ese ritmo porque casi fue irreal”.

Sin embargo, el japonés Kei Nishikori, noveno favorito, tropezó con el tesón del español Roberto Bautista (6-4, 7-6, 3-6 y 6-3) convirtiéndose en la segunda baja importante del torneo, después de la del suizo Stan Wawrinka, tercer favorito, que dijo adiós el primer día.

Nadal disputó un gran encuentro para ganar a Khachanov, por 6-1, 6-4 y 7-6 (3) en dos horas y 15 minutos, y citarse con el luxemburgués Gilles Muller, su verdugo en la segunda ronda de 2005.

La pista central del All England le sienta bien a Nadal. Ya lleva dos partidos seguidos sumando allí confianza (el primero lo ganó en la número uno contra el australiano John Millman) y prosigue su marcha triunfal sin ceder un set, tras ganar su décimo Roland Garros.

Continúa sublime en ese aspecto porque con la victoria de ayer lleva 10 partidos disputados (siete en París, tres en Londres) sin ceder un parcial, y elevando la suma de estos en su cosecha a 28.

Con esta marca, ha igualado el récord que mantenía desde los cuartos de final de Wimbledon en 2010 a la final del Abierto de Estados Unidos ese mismo año.

Antes, Muller, 16 favorito, había derrotado al británico Aljaz Bedene, por 7-6 (4), 7-5 y 6-4, con 19 saques directos, 70 en el total de su cuenta, para fijar el duelo contra Nadal, pactado desde que se llevó a cabo el sorteo el pasado viernes.