"En mi caso mis hijos quedaron al cuidado de su hermana mayor. Para mantenerlos, ella se quedó con mi negocio, una venta callejera de pollos. Cuando crecieron se fueron a la calle y desconocieron la autoridad de mi hija, uno es clefero. Cuando me viene a ver, me dice que se fue de la casa porque cuando llegaba no había comida y con la clefa se le pasa el hambre", se lamenta María Mamani.

Un informe elaborado por la Fundación Construir en 2016, da cuenta de las críticas consecuencias que se generan cuando una mujer es enviada a la cárcel, generalmente por delitos pequeños. La investigación concluyó que por cada mujer que entra a un penal, tres niños van a la calle, lo que es una manifestación de la desintegración familiar, pues en muchos casos, cuando ella es recluida, el hombre deja el hogar.

Según el estudio, el 75 por ciento de las mujeres confiesa haber abandonado a sus hijos; otros niños quedaron al cuidado de los parientes cercanos, a la cabeza del hijo mayor o se cuidan solos. El 25 por ciento de las mujeres vive con sus hijos en las cárceles en espacios pequeños y se ve restringido al acceso de programas laborales y educativos.

En Bolivia, existen alrededor de 1.181 mujeres encarceladas. De los 61 penales existentes en el país, ocho son habitados por mujeres. Sin embargo, solo cuatro de ellos han sido construidos exclusivamente para albergar esta población, el resto son instalaciones adaptadas.

La mayoría de la reclusas fue víctima de violencia doméstica. Son madres que cometieron delitos al tratar de alimentar a sus hijos, "no son violentas, cometieron delitos por necesidad y no por tendencias delincuenciales", argumentó Jimena Freitas, responsable del informe.

NARCOTRÁFICO Se descubrió que muchas de las mujeres que están recluidas son de bajos ingresos. Viven con menos de 1.085 bolivianos al mes.

El microtráfico de drogas y el hurto son los delitos por los que la mayoría de las mujeres se encuentra en las cárceles del país.

Según los datos del informe, las internas viven en pésimas condiciones. La mayoría no tiene una sentencia, sino que está "detenida preventivamente". Además, están recluidas en infraestructuras readecuadas y, la mayoría, abandonó a sus hijos o viven con ellas, pero en espacios pequeños.

El estudio sistemático, cuantitativo y socio económico de la Fundación Construir se hizo en los Centros de Orientación Femenina de Miraflores y Obrajes (La Paz), San Sebastián (Cochabamba) y Palmasola (Santa Cruz).

La investigación señala que el 80 por ciento de mujeres está recluida por delitos menores y el 20 por ciento por asesinato o robo agravado.