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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

La cultura en el tiempo

La cultura en el tiempo
Cultura viene del verbo en latín “colere”, que significa “cultivar”, término que hace referencia a la actividad productiva rural de la época. Cicerón, filósofo y político romano, empleó por primera vez el vocablo cultura como concepto, refiriéndose al cultivo del espíritu, algo análogo a cultivar la tierra. Posteriormente, filósofos griegos como Hipócrates, Herodoto y Homero señalaron que la cultura era la transformación de los valores creados por los hombres para ordenar la vida en sociedad. Aristóteles concibió una primera noción antropológica de cultura relacionándola al mundo de la razón filosófica.

Durante la Edad Media, la cultura se subordinó a la teología y fue definida con relación al culto de la religión hasta la llegada del Renacimiento, que abrió nuevos horizontes culturales. Posteriormente, en el siglo XVI, en Francia, Alemania e Inglaterra, comenzó a usarse la noción de cultura con el término de civilización, dando las mismas connotaciones que traían del pasado. En el siglo XVIII, los iluministas, románticos y la Ilustración vieron a la cultura como la configuración del espíritu humano, producto de la razón humana que forma todo el modo de vida de un pueblo. Nuevamente, se habló de la cultura como “cultivo del espíritu”, el mismo que se formó alrededor de la burguesía. Estas concepciones están muy relacionadas con el nuevo modelo político de expansión y colonización, de manera que se constituye en los pilares ideológicos a partir de los cuales las sociedades estructuran nuevas formas de producción social, política y económica.

Para Hegel, representante del pensamiento ilustrado, la verdadera cultura se sustentaba en la noción del espíritu, propia de las sociedades civilizadas. La cultura empezó a ser entendida como el buen gusto, los modales y los valores que correspondían a la burguesía dominante. Se comenzó a hablar de cultura de las artes, de las letras, de las ciencias. Se hablaba de la mente culta. Se desmedró el trabajo manual frente al intelectual, que era patrimonio de las élites.

Posteriormente, alrededor de 1850, en Alemania, se incorporó el término cultura, kultur, como cultura subjetiva y cultura objetiva o histórica. En adelante, este término sería usado en el sentido de totalidad, algo que pertenece a un pueblo o un colectivo social. Nietzsche cuestionó el concepto de cultura como cultivo del espíritu. Para él, la cultura no era sinónimo de saber muchas cosas, sino que era el resultado de un acto de voluntad creadora de un pueblo.

En la actualidad, ya no se puede mirar a la cultura como indicador cognitivo de la sociedad, como ha sostenido la teoría tradicional. Ahora debe ser vista como una construcción social e históricamente situada. Por lo tanto, no puede ser analizada al margen de la misma sociedad, ni de los sujetos sociales que la construyen, sino como un horizonte de sentido, que da a los seres humanos y a las sociedades un universo de significados para la existencia. La cultura tiene, por lo tanto, una profunda dimensión política, y es un campo de batalla ideológico del sistema mundo, donde el ser humano no solo es resultado de la razón y el pensamiento, sino que es un ser eminentemente emocional, producto del corazón y el sentimiento, con esperanzas y sueños.