El espionaje a dos directivos de la organización chilena de industriales denunciado ayer disparó las alarmas en el país, donde el propio Gobierno estudia la posibilidad de presentar una querella.

"Esto es de la máxima gravedad, requiere una investigación cuidadosa para saber qué está pasando y además requiere que todos rechacemos fuertemente este tipo de prácticas (...) Esto no debe pasar, punto", declaró el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

Mientras, el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, dijo que se trata de una "grave" denuncia y el Gobierno estudia presentar una querella.

La Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), fundada en 1883 y que agrupa a las empresas del sector industrial, emprendió acciones judiciales después de detectar que había sufrido una "vulneración de seguridad y privacidad".

El presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, informó al comité ejecutivo que se habían hallado micrófonos y cámaras ocultas su oficina en la sede del organismo.

El espionaje también fue descubierto en el despacho del directivo de la empresa Carozzi, José Juan Llugany, quien es vicepresidente de la Sofofa. El micrófono hallado en la oficina de Von Mühlenbrock se encontraba activo y llevaba varios meses en el lugar.