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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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NOESIS

Mugabe: lecciones de un dictador

Mugabe: lecciones de un dictador
Desde tiempos inmemoriales, la relación entre el poder y el sexo forma parte de las glorias y caídas de los caudillos. Sin embargo, la dependencia entre sexo y poder es mayor cuanto mayor es el imperio que acumula el héroe, real o de papel. Los dictadores, que se creen dioses, son los más propensos a demostrar que todo lo pueden y, por supuesto, el sexo es su lugar de mayor realización. Desde Sansón y Dalila o Cleopatra con Julio César, pasando por Juana Sánchez con Mariano Melgarejo y terminando con Marilyn Monroe con los Kennedy, poder y sexo han estado muy interrelacionados. En el presente cercano boliviano, Gabriela Zapata ha sido motivo de titulares durante meses por sus fervientes y tórridos lazos con el poder.

África es un continente con reyezuelos y caudillos de antología. Robert Gabriel Mugabe, dictador de Zimbabue, con más de 90 años de edad, y con más de 30 años en el poder, dice no estar listo para salir del poder y sigue viviendo a lo grande. Zimbabue, la antigua colonia británica de Rodesia del Sur, cuya independencia fue reconocida en 1980, se ubica al sur del continente africano.

Según el estudioso de temas africanos John Carlin (2012), se puede dividir el reinado de Mugabe en dos: antes y después de Grace. Para Carlin, todo cambió después de que Mugabe, en 1996, se casara con su segunda esposa, la bella, ambiciosa y joven Grace Marufu. Ella le corrompió, o detonó sus peores tendencias, con graves consecuencias para la nación. Relata Carlin que, cuando Grace se casó con Mugabe, en 1996, ella tenía 30 años; él, 72. Asistieron 12.000 invitados a la llamada "boda del siglo” de Zimbabue.

El lujo y el despilfarro de aquella ceremonia y el sometimiento de Mugabe a los extravagantes caprichos de su nueva mujer anticiparon la decadencia a la que sucumbiría el régimen en los años siguientes y el caos en el que súbitamente se hundiría la economía del país, provocando un deterioro catastrófico en el valor de la moneda y una fuga masiva de sus ciudadanos a la vecina Sudáfrica.

Nada de lo que ha hecho Mugabe ha provocado más indignación en el resto del mundo que su política de desalojo forzado de los granjeros blancos y la expropiación de sus tierras. Las tierras confiscadas pasaron en muchos casos a manos de Mugabe y de sus favoritos (…).