En las proyecciones de crecimiento para América Latina, según el ultimo informe de la CEPAL, Bolivia será el país con mayor crecimiento en la región, con un 4 por ciento , por encima de Paraguay con 3.8 por ciento y Perú con 3.5 por ciento (los tres países con mayor crecimiento). Este mejor desempeño para estos países se da por el aumento de la demanda externa de productos básicos, en especial petróleo, minerales y alimentos. Sin embargo, este mismo informe considera que, para sostener el mayor crecimiento esperado en 2017, es necesario dar “un mayor dinamismo a la inversión y aumentar la productividad a través de la innovación”. Para la CEPAL, “la innovación es un elemento central en la estrategia de desarrollo, definida como un proceso dinámico de interacción que une agentes que trabajan guiados por incentivos de mercado (como las empresas) y otras instituciones (como los centros públicos de investigación y las instituciones académicas) que actúan de acuerdo a estrategias y reglas que responden a otros mecanismos y esquemas de incentivos. Los vínculos sistemáticos y la interacción entre actores, así como la infraestructura económica e institucional que cada país es capaz de desarrollar, determinan su habilidad para capturar el impulso que el conocimiento da a la producción y la hace entrar en un círculo virtuoso de crecimiento”. Por otro lado, el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial, 2016-2017 ubicó a Bolivia en el puesto 121 de 138 países, habiendo caído cuatro posiciones con relación al año pasado. El índice analiza 12 variables: instituciones, infraestructuras, entorno macroeconómico, salud y educación primaria, educación superior y formación, eficiencia del mercado de bienes, eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, preparación tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación en materia de negocios e innovación. Bolivia tiene un índice de 3.5 sobre 7. Destaca positivamente el factor de entorno macroeconómico (4.0). Los pilares con menor puntuación son la innovación (2.5) y las instituciones (2.9). Perú ocupa el puesto 69 en este mismo ranking, muy por encima nuestro. Paraguay ocupa el puesto 118, habiendo mejorado con relación a la anterior gestión, cuando estaba en el puesto 120. En países lideres en competitividad, como Chile, Panamá y México, la tecnología, la sofisticación empresarial y la innovación han ganado importancia frente a la infraestructura, la educación primaria y condiciones básicas de eficiencia de mercados. Entonces, no es suficiente tener un crecimiento económico alto y que sigamos como país basado en la explotación de los recursos naturales y mano de obra no calificada. Es imprescindible realizar avances sistemáticos en otras áreas más complejas de la competitividad, relacionadas con la sofisticación empresarial y la innovación, si queremos pasar de ser un país de “orientación por factores” a uno “orientado por eficiencia”, para finalmente llegar a ser uno “orientado por innovación”. Por lo tanto, debemos mirar la innovación como el motor de nuestra economía, y esta debe convertirse en un pilar fundamental en la estrategia para alcanzar un desarrollo social y económico de manera sostenible. Gobierno, academia y empresa deben unirse y compartir una misma agenda para fortalecer la investigación y desarrollo para el intercambio de saberes; promover una ley del emprendimiento y la innovación; apoyar sistemas y procesos de innovación de productos, servicios y modelos de negocio, basados en el conocimiento científico y tecnología; apoyar la creación de incubadoras y aceleradoras de empresas; crear incentivos para la creación de nuevas empresas de base tecnológica; crear un fondo para capital semilla y fondos de capital de riesgo que permitan financiar empresas nuevas sin historial crediticio, entre otras importantes iniciativas. Recordemos la frase de Peter Drucker: “Innovar es encontrar nuevos o mejorados usos a los recursos que ya disponemos”.