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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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EL OJO DEL PUEBLO

Fallas de Valencia… y Cochabamba

Fallas de Valencia… y Cochabamba
Las Fallas de Valencia es una famosa fiesta de España, conocida por muñecos de un diseño muy imaginativo, que son justamente “las fallas”, juegos pirotécnicos y la infaltable paella valenciana. Hay mucho ruido y belleza de decoración. Dura más de un mes. En cuanto a sus lados negativos, está la contaminación por el fuego, lo que sin embargo no le quita valor a la celebración.

De estas fiestas nos trasladamos a Cochabamba, y decimos que también tenemos “fallas” de diferente naturaleza. Empiezan porque nos fallan las autoridades, alcaldes y Gobernador. Luego nos fallan las obras públicas, como los puentes que colapsan, las tuberías de agua que se caen, hay irregularidades en los suelos de una presa, hay empresas que se caen o abandonan las obras.

¡Nos fallan nuestras autoridades! Lo hacen porque ofrecen resolver problemas de la vida de los ciudadanos, como dotarles de agua en sus viviendas, el servicio de alcantarillado, el tratamiento de la basura, el caos vehicular y la contaminación del aire. Pero, pasan décadas y no pasa nada.

Luego están las empresas, no solo chinas, que fallan en sus compromisos con el Estado. Hay empresas españolas que se llevan el dinero y dejan centenares de obreros y pequeñas empresas de servicios que confiaron en ellas. Las contrataron por millones de dólares para ejecutar caminos, fábricas de diferente índole, centrales de generación de energía, taladros para la industria del petróleo, etc., pero las empresas están llenas de fallas.

Y las fallas no terminan de ocurrir, porque nos fallan los proyectos; hay estudios defectuosos como es el del Hospital del Niño. Han pasado nueve años y esto no se resuelve. Entretanto, cientos de niños que hacen largas filas de espera. Ah, el Tren Metropolitano y El Batán ya no son fallas, sino ilusiones de algún sueño de verano. Sus planos ya tenían fallas.

Muchos pensarán que Valencia es siempre una fiesta y que en nuestras latitudes hay solo desilusión, incompetencia y corrupción. Lo más grave es la pérdida de valores, pero esto ocurre porque los políticos nos han fallado. Nos ofrecen ilusiones y no cumplen, entonces lo que espera el ciudadano es que surja una nueva clase de políticos y profesionales comprometidos y no interesados, para construir un nuevo país, con generación de políticas públicas que den seguridad, para cumplir con el niño que nace y otorgarle fe y esperanza de vida digna.