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  • Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
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Francia y el rebarnizado extremista

Francia y el rebarnizado extremista
El socioliberal Emmanuel Macron obtuvo el 24.01 por ciento de los votos en la primera vuelta de las presidenciales francesas, frente al 21.3 por ciento de la ultraderechista Marine Le Pen, según el recuento de votos definitivo anunciado este lunes por el Ministerio francés del Interior y dado a conocer por agencias internacionales.

Los dos candidatos, que se disputarán el Elíseo en la segunda vuelta del 7 de mayo, con ventaja para el candidato de En Marcha!, según los sondeos, quedaron separados por algo menos de un millón de votos. Macron, quien puede ser el presidente más joven de la V República a sus 39 años, obtuvo 8.56 millones de votos, frente a los 7.67 millones de Le Pen (48), que logró el récord de un candidato ultraderechista en la historia de Francia.

Dos hechos llaman la atención de los comicios franceses. El primero es la altísima dispersión del voto, pues postulantes que apenas superan un quinto de los sufragios serán los que se disputen la Presidencia, habiendo alcanzado el resto de las fuerzas políticas porcentajes menores.

Lo segundo es el notable apoyo logrado por Le Pen, quien representa una ideología extremista, eurófoba y xenófoba. Algo de lo anterior ya sucedió en 2002, cuando el padre de Marine, Jean Marie, se disputó (liderando el mismo Frente Nacional, FN) con Jacques Chirac la Presidencia, y la perdió con un 17.8 por ciento por ciento frente a un 82.2 por ciento de los votos. Hace 15 años, sin embargo, Francia y el mundo expresaron un mayor horror ante la sola posibilidad de que el ultraderechismo controle una de las naciones más poderosas.

¿Qué es lo que cambió? Con seguridad, inicialmente el contexto internacional. La inesperada salida del Reino Unido de la Unión Europea en el llamado Brexit y la sorpresiva elección del magnate republicano Donald Trump como primer mandatario de Estados Unidos hicieron que ya casi nada pueda sorprender al orbe. Estos claros giros conservadores reconfirmaron además que, en política, las encuestas son apenas un elemento referencial y nunca una verdad absoluta.

Pero, lo anterior desde luego no es suficiente para un aumento de simpatizantes extremistas. Con una imagen cercana y sin estridencias —interpreta un reportaje de la BBCMundo—, Marine Le Pen trató de dar un nuevo barniz al discurso a menudo racista y antisemita que hacía indigerible al Frente Nacional para buena parte de la sociedad francesa. "Marine Le Pen hizo su misión, cambiar la imagen del Frente Nacional, desdemonizar (dédiaboliser, en francés) el partido ante la percepción pública. Se rodeó de un grupo de líderes que no se parecen a los colaboracionistas de Vichy, colonialistas a ultranza y neofascistas que lideraron el partido en sus primeros días", señaló James Shields, experto en política francesa de la Universidad de Aston, en Reino Unido. "El marco de referencia cambió y se convirtió en un grupo mucho más prorepublicano y con un tono marcadamente más moderado. Pero en su núcleo, la ideología y las propuestas no variaron. Mantiene como propuesta clave la ´prioridad nacional´, que pretende favorecer a los franceses sobre los extranjeros (…). Es en este principio discriminatorio donde reside la mayor continuidad programática en los últimos 40 años".

Y, en su carrera al Elíseo, Le Pen fue todavía mucho más lejos ayer: anunció que se aparta temporalmente de la Presidencia de su partido para alargar su base electoral y hacer frente a Macron. "Creo que es indispensable apartarme de la Presidencia del FN. Esta noche, no soy la presidenta del FN, soy la candidata a las presidenciales, una candidata que desea unir a los franceses en torno a su proyecto de esperanza, de prosperidad, de seguridad", dijo en una entrevista.

Rebarnizar el extremismo e incluso tratar de alejarse de su misma tienda política son sin duda maniobras que, por el bien de Francia y la humanidad, ojalá no surtan mayor efecto en la conciencia de los electores de ese país.