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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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DESDE LA ACADEMIA

La macroeconomía

La macroeconomía
De acuerdo al balance preliminar de la economía boliviana elaborado por el Ministerio de Economía para la gestión 2016, se tuvo un crecimiento económico mayor al 4.2 por ciento . Para la 2017, el BCB estima un crecimiento de 4.8 por ciento ; y de acuerdo al Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020, hasta el 2020 se estima un promedio anual de 5 por ciento . Los factores que explican el actual comportamiento son el crecimiento de las exportaciones de materias primas, principalmente gas; la inversión pública, que en 2016 superó los 4.000 millones de dólares y durante el próximo quinquenio llegaría a superar los 9.000 millones de dólares en promedio anual. También, el consumo interno, constituido por construcción, alimentos, transporte aéreo, servicios básicos, etc., es una variable determinante para el crecimiento de la producción y, por tanto, de la economía.

Con el propósito de predecir el comportamiento de la economía, es importante analizar dos variables. Para esto, suponemos que el resto de las variables mantendrán su tendencia actual: a) Saldo comercial, que ha presentado déficit, es decir, las importaciones son mayores a las exportaciones y; b) Déficit fiscal, donde el gasto es mayor a los ingresos fiscales.

En las últimas gestiones, Bolivia presentó déficit comercial, y la proyección para los próximos años prevé que se mantenga esta tendencia hasta llegar al 6.5 por ciento del PIB en 2020. De acuerdo al Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en la gestión 2016 el saldo comercial boliviano registró un déficit de 1.213 millones de dólares, esto es 350 millones de dólares más que del 2015. Las exportaciones llegaron a 7.214 millones de dólares durante el 2016, mientras que el 2015 fueron de 8.912 millones de dólares.

En las últimas tres gestiones, Bolivia ha presentado un continuo déficit fiscal; para el 2017 se ha proyectado en 7.8 del PIB; y para el 2019, 3.6 por ciento . Un déficit puede evitarse mediante la reducción del gasto fiscal combinado con un incremento de las recaudaciones (impuestos), debido a que el sector público gasta más de lo que recauda. En teoría económica (Larrain y Sachs), se señala que hay tres formas mediante las que el Gobierno puede financiar su déficit: el endeudamiento con el público, el uso de reservas de moneda extranjera o la emisión de papel moneda.

Cuando existe déficit fiscal, se recurre a distintas alternativas de financiamiento, una de ellas es el endeudamiento externo. En 2007, la deuda era de 2.208 millones de dólares, esto representaba el 17 por ciento del PIB. En 2016, la deuda llegó a 6.871 millones de dólares, representando el 20 por ciento del PIB. La tendencia es creciente y se estima que esta represente el 39 por ciento del PIB en 2020.

Otra de las alternativas de financiamiento del déficit fiscal puede incluir el uso de reservas internacionales netas (RIN). En 2014, llegaron a 15.123 millones de dólares, alrededor del 50 por ciento del PIB; actualmente están en menos de 10.000 millones de dólares, cerca al 30 por ciento ; y se estima que el 2020 lleguen a 19.3 por ciento .

La disminución de las exportaciones y el incremento de las importaciones generan, además de déficit comercial, menores ingresos que provocan déficit fiscal. El reto es revertir la tendencia actual para lo que existe una diversidad de políticas de gestión pública: promoción del comercio mundial y atraer inversión extranjera directa, las que además han probado generar bienestar para los pueblos (Larrain y Sachs).