SERENDIPIA
Porque hablan por los que no hablan
23 de marzo de 2017 (20:01 h.)
Un amigo, al comentar los resultados de una encuesta, expresaba su asombro en relación a los resultados de la pregunta referida a la razón por la que se lee un periódico de circulación nacional. La mayoría lo hace por las columnas de opinión, lo que deja a la información en una situación de total desventaja. Surgen dos derivaciones de lo anterior. Primero, que la información de algunos medios no es creíble ni valorada. Segundo, que las opiniones de los columnistas expresan sentires con los que la población se identifica. Creo que la realidad es un poco de ambas situaciones.
Hubo un periodo en la vida política en el país, que coincidió con la finalización del siglo, en el cual, como respuesta a la crisis de representatividad de los partidos políticos, se generaron diferentes reacciones. Una de ellas fue eliminar el monopolio de la representación de partidos y ampliarla a agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Otra señal fue dejar atrás los liderazgos tradicionales, asumiendo en algunos casos los nuevos ejercicios de representación: periodistas especialmente de la televisión. Solo para mencionar dos ejemplos, con sus enormes distancias y diferencias, anoto el nombre de Carlos Palenque y luego el de Carlos Mesa.
Que periodistas asumieran labor política fue comprensible en virtud del vacío de liderazgos de las organizaciones políticas y de la necesidad de renovar rostros y de ponerle frescura en los discursos. Así fue como, en un momento, el liderazgo de las luchas sociales fue asumido por obreros gráficos, vinculados por su trabajo a imprentas y a la información en general.
Hoy muchos “opinadores” que fueron exdirigentes políticos, exfuncionarios de Estado en pasados gobiernos. Buena parte de esos columnistas, decía, están claramente identificados en su discurso con organizaciones políticas de oposición. Sin embargo, al margen de este grupo, que no necesariamente es mayoritario, hay otro grupo de opinadores que han encontrado en la prensa escrita, y en esa medida también la resonancia en las redes sociales, el espacio privilegiado para expresar sus ideas y plantear una agenda al país. Son ciudadanos que hablan por ciudadanos.
Hubo un periodo en la vida política en el país, que coincidió con la finalización del siglo, en el cual, como respuesta a la crisis de representatividad de los partidos políticos, se generaron diferentes reacciones. Una de ellas fue eliminar el monopolio de la representación de partidos y ampliarla a agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Otra señal fue dejar atrás los liderazgos tradicionales, asumiendo en algunos casos los nuevos ejercicios de representación: periodistas especialmente de la televisión. Solo para mencionar dos ejemplos, con sus enormes distancias y diferencias, anoto el nombre de Carlos Palenque y luego el de Carlos Mesa.
Que periodistas asumieran labor política fue comprensible en virtud del vacío de liderazgos de las organizaciones políticas y de la necesidad de renovar rostros y de ponerle frescura en los discursos. Así fue como, en un momento, el liderazgo de las luchas sociales fue asumido por obreros gráficos, vinculados por su trabajo a imprentas y a la información en general.
Hoy muchos “opinadores” que fueron exdirigentes políticos, exfuncionarios de Estado en pasados gobiernos. Buena parte de esos columnistas, decía, están claramente identificados en su discurso con organizaciones políticas de oposición. Sin embargo, al margen de este grupo, que no necesariamente es mayoritario, hay otro grupo de opinadores que han encontrado en la prensa escrita, y en esa medida también la resonancia en las redes sociales, el espacio privilegiado para expresar sus ideas y plantear una agenda al país. Son ciudadanos que hablan por ciudadanos.