Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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OJO DE  VIDRIO

Buena leche

Buena leche
El siglo pasado, es decir, ahorita, los cochabambinos caminábamos sueltos de cuerpo, teníamos tiempo para todo, sabíamos de memoria la oferta gastronómica y en todas partes había amigos y amigas con los cuales no solo bebíamos chicha y cerveza, sino que también pijchábamos; y nadie se preguntaba por qué. Por entonces, durante el primer Gobierno de Banzer, los cultivos de coca llegaron a casi 40.000 hectáreas y, bajo el Gobierno de García Meza, casi llegan a 70.000. Hoy la Ley General de la Coca fija la coca legal en 22.000 hectáreas y nos rasgamos las vestiduras.

Pienso con extremo dolor que algo está pasando en nuestra sociedad. Quizá nos estamos deteriorando al multiplicar las formas de división nacional y plurinacional. Recuerdo que, en un auditorio donde había universitarias y universitarios jóvenes y de una belleza sorprendente, me preguntaron si el proceso no estará queriendo dividir a la sociedad boliviana, y les propuse invertir la pregunta: ¿No son ellos quienes quieren dividir a la familia boliviana? Ellos o el proceso es una pregunta que deberíamos hacernos en conjunto, sin ambages y con una dosis redoblada de buena leche. Olvidarnos de la coyuntura y recuperar la perspectiva a largo plazo para marcar con ecuanimidad qué se hace de buena fe y qué no. Prescindir de la política de partido para juzgar un proceso que es de todas y todos los bolivianos, porque en él empeñamos un esfuerzo plurinacional.

De niño, me parecía que los paisanos andaban de mal humor y prestos al enfrentamiento. Pues hoy parece que volvieron las oscuras golondrinas, en particular entre los motoristas, tan poco relajados y felices, incapaces de reconocer sus errores o pedir perdón, y sí más bien capaces de agredir a quien les reclama, agredirlos con insultos y golpes.

Siento que algo nos está pasando, y no como Estado, sino como sociedad: estamos deteriorando nuestras relaciones por ver todo con ojos políticos.

Sin embargo, la sociedad boliviana es mucho más antigua, más fuerte, más eterna que el Estado boliviano. Lo plurinacional nos incluye a todos, pero pertenecemos a una o varias culturas ancestrales, firmes como denominaciones de origen, cuya firmeza de tronco añejo no pasa por la política, sino por el hecho de pertenecer a una sociedad abigarrada, sí, pero sólida y firme. Ojalá lo recordáramos a la hora de enfrentarnos en términos de coyuntura, como si discutir las cifras oficiales y admitir las malas noticias propias que se refieren a la política fuera nuestro deber.