Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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EL EXPRESIDENTE DESTACA A COCHABAMBA COMO LA CUNA DE LAS LUCHAS SOCIALES LATINOAMERICANAS.

“La construcción del edificio va más rápida que la integración”

“La construcción del edificio va más rápida que la integración”



En su tercera visita a Cochabamba, Ernesto Samper, expresidente de Colombia y exsecretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), fue protagonista de la reciente Conferencia de los Pueblos de Tiquipaya, centrada este año en la migración, como uno de los impulsores de la ciudadanía latinoamericana.

Antes de abandonar Bolivia, el político colombiano accedió el martes pasado a una entrevista con OPINIÓN para explicar cuán posible es hoy una integración suramericana al estilo de la Unión Europea (UE) y cuánto se ha avanzado en la construcción de una ciudadanía regional.

En una charla de poco más de media hora, en un conocido restaurante típico de Cochabamba, Samper detalló qué nos falta a los sudamericanos para una mayor unidad.

Medio en serio, medio en broma, dijo que en el caso de la constitución del Parlamento Suramericano, la construcción de su sede en San Benito, Cochabamba avanza más rápido.

Accedió también a hacer un rápido repaso sobre la situación actual de la política en los países de Sudamérica, la crisis en Venezuela, la paz en Colombia, Donald Trump y su percepción sobre Evo Morales.

 

Pregunta (P): ¿Cuán posible es hoy una ciudadanía suramericana?

Respuesta (R): Si por ciudadanía se entiende tener un pasaporte que permita circular por toda América del Sur, ya tendríamos la ciudadanía porque hoy es posible con solo el documento de identidad nacional viajar por la región.

Si por ciudadanía se entiende un concepto un poco más complejo, que tiene que ver con el derecho a tener derechos en todos los países y a reafirmar la identidad, podríamos decir que la ciudadanía no solo no existe sino que es un proceso dinámico que requiere una construcción y estamos en esa tarea.

 

(P): ¿Con las diferencias ideológicas actuales en la Unasur, se podrá hablar de unidad?

(R): No es la primera vez que la región trabaja con diferencias ideológicas. En los comienzos de Unasur, cuando vivía Hugo Chávez, también había diferencias profundas que después se fueron de alguna manera nivelando asimétricamente.

El problema es que se utilicen esas diferencias para interferir el proceso de integración. Me preocupa que hay intereses en algunos países de la región que están interesados en trasladar sus guerras ideológicas a Unasur, Mercosur, y sería lamentable que logren prosperar sus intenciones.

 

(P): Tomando en cuenta las diferencias políticas e ideológicas, ¿qué tan real resultaría intentar convertir a Sudamérica en una comunidad como en Europa?

(R): De alguna manera en su nacimiento Unasur tenía esa pretensión y de hecho se ha cumplido. La gente conoce Unasur y sus actuaciones en los escenarios políticos.

Unasur además tiene unos compromisos como la definición de políticas públicas sectoriales que se ha venido cumpliendo desde hace 10 años a través de unos consejos sectoriales que reúnen a los ministros de las áreas respectivas.

Sí hay una diferencia fundamental en los dos procesos de Unasur y la Unión Europea. Como se vio con la reciente crisis económica, la UE fue una unión política, pero nunca llegó a ser una unión económica. En el caso de Unasur, hay una clara unidad económica y se trabaja en una unidad política.

(P): Además de estos pasos que se han dado, en Cochabamba tenemos la sede del Parlamento de Unasur…

(R): Está avanzando más rápidamente el edificio que la configuración del Congreso porque requiere un protocolo adicional. Sin embargo, estuvimos con el presidente Evo ya en mi condición de exsecretario general revisando algunas alternativas que permitirían ir anticipando el funcionamiento del Congreso Suramericano aquí en Cochabamba.

Se va a citar una comisión de delegados de los congresos para definir la aprobación del protocolo que se llevaría en consideración de los parlamentos en todos los países para crear la figura del Parlamento Suramericano.

Datos personales



Ernesto Samper Pizano es un abogado, economista y político colombiano. Presidente de la República de Colombia entre 1994 y 1998. En julio de 2014 fue elegido secretario general de la Unasur para presidir este organismo internacional.

Samper nació el 3 de agosto de 1950 (edad 66) en Bogotá, Colombia.

La frase

Bolivia es el corazón del corazón, tiene un pie puesto en la Comunidad Andina, otro en el Mercosur y los dos pies puestos en Sudamérica”. 

Ernesto Samper: Vine tres veces a Cochabamba y probé el pique lobo

El expresidente de Colombia Ernesto Samper destacó el rol de Cochabamba en el tema de “derechos”, como la ejemplar lucha de la guerra del agua, que ha sido una muestra de valentía y que se ha extendido a otros países de la región.

(P): ¿Cuántas veces vino a Cochabamba?

(R): Vine tres veces, es la tercera vez, y me encanta la ciudad, tiene un clima muy parecido al de mi ciudad, Bogotá. La comida es excelente.

 

(P): ¿Qué comió aquí en el restaurante (Casa de Campo donde se llevó a cabo la entrevista)? ¿Hay platos similares en Colombia?

(R): Probé el pique lobo. No tenemos ningún plato similar. Tiene su condición especial, el caldito, de hecho los elementos son distintos.

 

(P): ¿Volverá?

(R): Sí, hicimos un café país, un café Unasur en Univalle y fue un éxito, fueron 800 muchachos y hay que volver a Cochabamba y espero volver.

Cochabamba podría ser, además de la sede del Parlamento Suramericano, la sede de los movimientos sociales suramericanos. Su historia está ligada a las luchas del agua y reivindicaciones populares en los servicios públicos.

Uno identifica a Cochabamba con lo que fueron los primeros movimientos o los más significativos de reivindicaciones sociales en la región.

Samper sobre Evo: La Biblia dice por sus hechos los conoceréis

(P): ¿Qué opina de Evo Morales como presidente de los bolivianos y actor político de la región?

(R): La Biblia dice “por sus hechos los conoceréis”. Yo creo que para nadie es un misterio el salto cualitativo que ha pegado Bolivia en los últimos tiempos.

El presidente Evo Morales tiene un peso político en la región y en los mecanismos de la región pues Bolivia es el corazón del corazón, tiene un pie puesto en la Comunidad Andina, otro en el Mercosur y los dos pies puestos en Sudamérica. Y Morales está ejerciendo este liderazgo político en un sentido constructivo.

(P): ¿Cómo ve a Morales en un futuro y qué opina de la reelección que pretende?

(R): No tengo en este momento todos los elementos de juicio ni quiero aparecer interviniendo en los asuntos internos de los países, pero creo que sobre esto no hay normas definitivas en la medida en que se garantice un equilibrio de poderes. Si un gobierno, si el pueblo de un determinado país, consideran que se requiere un periodo largo para consolidar este tipo de proyectos pues están en su derecho.

Lo importante es que ese cambio o esa continuidad de proyecto en cabeza de una u otra persona sean confirmados democráticamente. No podemos aceptar la intención de permanecer en el poder de un Gobierno sin someterse a un proceso democrático.

(P): ¿Se imaginó juntos a Donald Trump y a Evo Morales?

(R): Pues yo le pondría una guardia especial al presidente Morales si estuvieran juntos (ríe). Tengo una gran desconfianza en la gestión del presidente Trump. Le ha dado unas “trumpadas” a América Latina que pueden ser peligrosas como síntoma de lo que puede ser una de las más malas relaciones que ha tenido un Gobierno de Estados Unidos con América Latina.

(P): Bolivia tiene un conflicto con Chile, ¿cómo ve este litigio en Sudamérica?

(R): A mí me preocupa que haya diferencias entre dos países suramericanos, no deberían existir, pero si llegaran a hacerse evidentes lo más conveniente es una solución pacífica a estas controversias.

Segundo, estoy preocupado también del escalonamiento colateral del conflicto. Es decir, la forma en que estas diferencias se han manejado, a mi juicio, un poco a través de los medios y de las redes, pues de alguna manera crea una suerte de desencuentros y diferencias colaterales como el caso de los nueve bolivianos detenidos.

 

(P): ¿Cómo ve el futuro inmediato en Venezuela tomando en cuenta la grave crisis?

(R): Creemos que se debe volver a un acuerdo de gobernabilidad democrática que solamente pueden abordar los venezolanos tanto el Gobierno como la oposición. El hecho de que cada una de las dos partes que deberían negociar este acuerdo haya tomado el camino de un callejón sin salida me parece preocupante, el callejón sin salida de una Constituyente que de alguna manera no va a permitir superar la polarización que se vive y el callejón sin salida de la violencia que va a producir más muertes y dolor en Venezuela.

 

(P): ¿Cómo son sus relaciones con el presidente Juan Manuel Santos y cómo percibe el avance de la paz en Colombia?

(R): Tenemos muchas cosas que nos dividen, pero hoy tenemos una cosa que nos tiene muy unidos, que es la sostenibilidad de los acuerdos de paz.

Cada proceso de paz en cada país es un proceso distinto. Colombia no es la excepción. El acuerdo que se firmó en La Habana no es un acuerdo perfecto, pero es el más perfecto posible.

(P): ¿Cómo ve los cambios ocurridos en Argentina y la caída de Dilma Rousseff en Brasil?

(R): En Argentina fue un relevo que se produjo con unas normas fijadas en la democracia, respetando la Constitución, que merece el acatamiento.

En el caso de Rousseff fue un golpe de Estado sin militares, una perversa intención de sacar a la única persona que en medio de ese círculo estaba a prueba de cualquier sospecha con algunas intenciones que se han empezado a revelar en la medida que se han hecho públicos los escándalos de corrupción.