DESDE EL CUARTO PROPIO
Comprender la trata
17 de enero de 2017 (20:01 h.)
La demolición del “Katanas” y la detención de las cabezas de una red delincuencial vinculada a dos conocidos lenocinios en La Paz, fue un paso importante; pero solo simbólico frente a las dimensiones que alcanza la trata de personas en nuestro país. La trata es considerada como el tercer negocio ilícito más rentable del mundo, después del tráfico de armas y drogas, según reportes de Naciones Unidas.
Según las estimaciones de Naciones Unidas, más de dos millones de personas son víctimas de la trata humana cada año. Y a pesar de la complejidad para registrar estos casos en Bolivia y la existencia de un gran subregistro, el Observatorio de Trata de Personas, en 2015 registró 370 casos de trata, y solo en el primer semestre de 2016, 279 casos.
De las formas de violencia contra las mujeres, es una de las que menos se conoce, a pesar de los esfuerzos realizados por varias instituciones para visibilizar esta problemática y entender las dinámicas y relaciones con otros delitos como el proxenetismo y la violencia sexual.
Carteles fotocopiados con la foto de niñas, adolescentes y jóvenes perdidas, colgados en postes, pegados en paredes de aeropuertos, terminales de buses, instituciones públicas y privadas; anuncios en redes sociales que circulan incesantes, son las señales que vemos cotidianamente de este mal y que nos hacen suponer que algo debe estar pasando; pero no se conoce a ciencia cierta cuál es su magnitud.
La trata es una problemática que contempla múltiples y complejos aspectos estructurales, que involucran las condiciones de pobreza, sumado a patrones sociales y culturales característicos de sociedades machistas y patriarcales, que generan demanda para la industria del sexo, una estrecha vinculación con delitos como el narcotráfico y que requiere de un abordaje integral para su prevención, persecución y sanción.
Es necesario romper la indiferencia de la sociedad frente a la trata, mejorar los niveles de coordinación interinstitucional (gobiernos nacional, departamentales y municipales) para dar respuestas efectivas y avanzar en las tareas de difusión, generar mecanismos de prevención. La Ley Integral contra la Trata y Tráfico de Personas ha sido un importante avance; pero cada vez más, está claro que resulta insuficiente. Es tiempo de involucrar a la sociedad, organizaciones de la sociedad civil para contribuir a la lucha efectiva contra este mal y romper la indiferencia.
Según las estimaciones de Naciones Unidas, más de dos millones de personas son víctimas de la trata humana cada año. Y a pesar de la complejidad para registrar estos casos en Bolivia y la existencia de un gran subregistro, el Observatorio de Trata de Personas, en 2015 registró 370 casos de trata, y solo en el primer semestre de 2016, 279 casos.
De las formas de violencia contra las mujeres, es una de las que menos se conoce, a pesar de los esfuerzos realizados por varias instituciones para visibilizar esta problemática y entender las dinámicas y relaciones con otros delitos como el proxenetismo y la violencia sexual.
Carteles fotocopiados con la foto de niñas, adolescentes y jóvenes perdidas, colgados en postes, pegados en paredes de aeropuertos, terminales de buses, instituciones públicas y privadas; anuncios en redes sociales que circulan incesantes, son las señales que vemos cotidianamente de este mal y que nos hacen suponer que algo debe estar pasando; pero no se conoce a ciencia cierta cuál es su magnitud.
La trata es una problemática que contempla múltiples y complejos aspectos estructurales, que involucran las condiciones de pobreza, sumado a patrones sociales y culturales característicos de sociedades machistas y patriarcales, que generan demanda para la industria del sexo, una estrecha vinculación con delitos como el narcotráfico y que requiere de un abordaje integral para su prevención, persecución y sanción.
Es necesario romper la indiferencia de la sociedad frente a la trata, mejorar los niveles de coordinación interinstitucional (gobiernos nacional, departamentales y municipales) para dar respuestas efectivas y avanzar en las tareas de difusión, generar mecanismos de prevención. La Ley Integral contra la Trata y Tráfico de Personas ha sido un importante avance; pero cada vez más, está claro que resulta insuficiente. Es tiempo de involucrar a la sociedad, organizaciones de la sociedad civil para contribuir a la lucha efectiva contra este mal y romper la indiferencia.