Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 12:23

Cardozo, “el hombre de fe” que admira a Bielsa

El volante de Wilster, de 27 años, resignó mucho para llegar a donde está. Confía en sí mismo, en su equipo y vivió solo desde los 14 años.
Cardozo, “el hombre de fe” que admira a Bielsa



-¿Y de Bolivia, a quién resaltas y ves que tiene potencial en la cancha?

-Sonará gracioso, pero me admiro a mí mismo.

-O sea, te observas en el espejo y te dices ¡Qué bien que estás jugando, Rudy!

-Sí (risas). El profe Azkargorta (Xabier), una vez, en una charla dijo que hay que mirarse por dentro. Y yo siento que me admiro por lo que trabajo, lo que hago, lo que entreno y el sacrificio que realizo. Es algo que nunca había pensado sentir.

La afirmación, probablemente, a más de uno podrá parecerle como producto del egocentrismo. Sin embargo, nada más distante y erróneo. Basta con intercambiar un par de ideas con el protagonista de la nota para desbaratar el prejuicio y entender que la confesión va por otro lado: el de la honestidad y la capacidad de comprender la propia entrega, la infinita y más profunda.

A Rudy Cardozo, el crack que la rompe en Wilstermann, le costó muchísimo llegar donde hoy está. Dejar la casa a los 14 años y envolverse en el trajín abrumador de una ciudad como Santa Cruz no fue fácil para un muchacho tarijeño con tantos miedos como sueños en los bolsillos.

No ha sido sencillo tener que separarse de su familia y, especialmente, de su madre Zulma, que debió aceptar la propuesta de su hijo porque sabía que el anhelo de ser jugador profesional iba totalmente en serio. Más aún costó la estadía en Brasil (que se alargó a seis meses), donde tuvo que vivir solo, comer solo y sufrir la nostalgia, claro, también solo. Fue en 2015, año en el que pasó por el Portuguesa, luego de alcanzar la consagración en la Primera División, en el Bolívar.

Es por eso que su confianza está justificada. Es por eso que Rudy, de 27 años, se anima a abrirse como un libro, sin secretos, para inflar el pecho y decir que se tiene fe.

Y más ahora, cuando forma parte de una plantilla ganadora que cuenta los días para recibir nada más ni nada menos a River Plate, el equipo de Marcelo el Muñeco Gallardo.

No solo ya le “cayó la ficha” de que tendrá a Lucas Alario y todo el séquito de estrellas en el Félix Capriles. El tarijeño acoge una tierna confianza temeraria que lo hace pensar en “hacerles daño”. “Todo se puede. Seguramente vamos a ver algunos videos de ellos para saber cuáles son sus falencias. Los estudiaremos bastante bien para hacerles daño”.

Este hombre, esencial en los planes del DT del Rojo, Roberto Mosquera, se presta abiertamente a la entrevista y no ofrece ningún tipo de condición anticipada (no sin antes estamparle un beso en la frente a su hijo de 2 años y 10 meses, quien tal vez un día decida repasar las pisadas de su padre).

Su comportamiento dista mucho de ser como el de aquellos famosos. Rudy, es decir, la persona y no el jugador, es muy sencillo.

En los siguientes 32 minutos, los mismos que dura la nota grabada (excluyendo los momentos de introducción y despedida), confesará que es un ferviente seguidor de Marcelo Bielsa.

Dirá que se escabulle entre las páginas de sus libros, que toma la “filosofía de juego” del argentino y la idea de que la carrera del futbolista es muy corta, por lo que hay que saber aprovecharla, pues “a veces, el fútbol te quita muchas cosas y te saca tiempo de estar con tu familia y tus amigos”.

También bromeará: “Falo um pouquinho” (hablo un poquito, en portugués). Esto, en alusión al tiempo que vivió en Brasil.

P: ¿El partido ante River es uno de los más importantes de tu vida?

R: Y sí, podría decirse. Nos jugamos muchas cosas. No se comparte la cancha todos los días con River, Boca o Atlético Minero.

P: Y mucho menos, lo eliminas...

R: Así es (risas). Hay que aprovechar este momento. River es un equipo bastante duro, pero nada está dicho. Tenemos que disfrutar con responsabilidad y dejar todo. Estoy emocionado. Desde el día que llegue acá lo hice con un objetivo muy claro: hacer historia.

P: Seguramente conoces a Lucas Alario...

R: Sí, sin duda. Él y sus compañeros son jugadores reconocidos mundialmente. River es uno de los más grandes de Sudamérica y tiene una plantilla buena, pero nosotros también. Confiamos totalmente en nuestro plantel.

P: ¿Se te pasó por la cabeza que jugarías en Wilstermann?

R: Sí. Tal vez nunca pensé encontrarme en esta situación (en cuartos de la Libertadores ante el Millo), pero se me cruzó por la mente estar algún día en Wilster, claro ¡Me siento muy feliz!

P: ¿Te quedó algo pendiente en Bolívar?

R: Uy...es mi segunda casa. Pasé momentos muy lindos ahí. Bolívar me dio todo. Lo que me hubiera gustado es pasar a la siguiente fase de la Libertadores. No tuve la chance de estar en el campo de juego.

P: ¿Qué es lo más difícil del fútbol?

R: Aprendí algo que leí de Bielsa. Él dice que, a veces, el fútbol te quita muchas cosas y te saca tiempo de estar con tu familia y tus amigos. Uno tiene que aprovechar esta carrera porque es corta. También sigo a Sampaoli (Jorge). Es muy bueno.

P: ¿Y lo positivo? Más allá de lo económico, pues ganan bastante bien...

R: El hecho de ahorrar. Uno no sabe lo que puede pasar, por eso estoy invirtiendo en La Paz en departamentos.

P: ¿En que puesto te pondrías en la escala del 1 al 10 de acuerdo con lo que vas demostrando?

R: Uno siente cuando está volviendo a su nivel. Estoy en el 9. Me falta un poquito para llegar a donde quiero. Tengo fe.

P: ¿Te gusta lucir tu habilidad en la cancha o prefieres, más bien, hacer lo necesario?

R: Trato de demostrar mi estilo, claro, pero siendo lo más serio posible. Me gusta hacer paredes y encarar. Es lindo cuando un jugador viene, lo encaro, le hago una bicicleta y queda mal parado.

P: ¿Prefieres algún mercado internacional?

R: Hay muchos países donde quisiera jugar. Italia, Alemania y España. Si tuviera una oferta, la tomaría. Son decisiones que hay que aprovechar.

P: Esto, con relación a lo que le pasó a Chumacero...

R: Y, sí. Hubiera sido lindo que demostrara su estilo afuera. Le mando un saludo a Alejandro (risas).

P: ¿Messi, CR7 o ninguno?

R: En realidad, me gustan muchos: Cristiano, Messi y Neymar, pero de los tres me quedo con Cristiano.

P: ¿Y de Bolivia?

R: Sonará gracioso, pero me admiro a mí mismo (la explicación, expresada en primera persona, figura en la introducción de la nota con el crack).

Seis meses

Rudy Cardozo vive en Cochabamba hace seis meses. Dice que ya se acostumbró a la ciudad y que disfruta de los videojuegos con su hijo Adriano.

Invierte y piensa en los ahorros

Rudy sabe que la carrera profesional de un jugador es efímera. Incluso las lesiones pueden surgir de pronto y poner fin al presente y los sueños.

Por ello, el tarijeño, que se formó en la Academia Tahuichi, invierte sus ingresos. Compra departamentos en La Paz para luego alquilarlos. Todo, con el plan de crearle un buen futuro a su mujer Karen Canales y a su hijo Adriano.

Con relación a apostar por más descendientes, el chapaco adelantó que aún no es tiempo, pero que pronto “llegarán”.

“Más adelante, si Dios quiere, vendrán. Todo, con paciencia. Creo que estoy tranquilo ahora, pensando en mi carrera”.

Es sumamente cariñoso con Adriano. Lo llena de besos, le enseña en todo momento y le presta atención a su crecimiento.

Quiere estudiar en España para DT

Rudy Cardozo comparte un deseo en común con muchos futbolistas no solo bolivianos, sino del universo del balompié: ser entrenador.

Por ello, proyecta estudiar en España, luego de cumplir su ciclo dentro de la cancha y haber regalado muchas alegrías a la gente que lo sigue.

Y mucho tuvo que ver la mamá del exceleste, Zulma Fernández, para que el tarijeño contemple seriamente el plan.

El volante creativo de Wilstermann se encarga de describirlo: “A mí me gustaría ser director técnico de cualquier club. Mi madre fue la primera que me alentó. Me dijo que me fuera a España para hacerlo”.

“Ella vive allí hace unos seis o siete años. Está pendiente de mí desde allá. Me encantaría hacerle caso. Constantemente me está apoyando. Le agradezco mucho por eso, pues estuvo conmigo en las buenas y en las malas. Hablo con ella siempre”.

Así proyecta su vida de aquí a unos 15 años, cuando ya haya cumplido los 42.

Viene de una familia “futbolera”, como él mismo señala. “Son futboleros mis familiares. Mi hijo (Adriano) creo que también va por los pasos de ser jugador”.

Con la ilusión de ver a su pequeño (de 2 años y 10 meses) en el mundo del balompie, Rudy imagina los consejos que le tocará darle, en caso de que efectivamente el niño decida ser jugador.

“Le enseñaré lo que aprendí. Trataré de enfocarlo en todo”.