Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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La otra Bolivia

La otra Bolivia
Flashback al 2009. Es invierno y estoy Berlín. Compro el ticket para el metro en un puesto de periódicos. Busco el molinete para colocar el ticket y, de pronto, aparezco en pleno andén y, en segundos, subido en el metro rumbo al Reichstag. Mi mente latina pregunta: “¿Cómo controlan el acceso al metro si nunca ingresas el ticket?”. La respuesta: control social más honestidad. Los ciudadanos están empoderados para pedir a cualquier pasajero que muestre su boleto, de tal modo que si no lo tiene, la multa es 100 veces el valor de la misma. El resultado: una sociedad altamente demandante de calidad en los servicios y muy observante del cumplimiento de la norma.

De vuelta al presente. 2016. Se cae un puente, se cae un escenario, se cae un avión. El dedo acusador comienza a llenar Facebook en busca de culpables, de instituciones, de irregularidades varias para proceder; por supuesto, a sentar la base moral de lo que “deberían” hacer los demás y de “cuán mal estamos en Bolivia”.

Detente un momento y mira a tu alrededor. Mira también dentro de ti. Especialmente cuando preguntas por un tramitador para “agilizar ese proceso”; cuando pasas en rojo, “porque no hay nadie”; cuando parqueas “un ratito” en la zona prohibida, y un largo etcétera que aplica a lugares comunes como tu casa, el trabajo, la universidad o la calle. Los micropendejismos abundan por doquier. Pero, no nos engañemos. La honestidad es el resultado de una cultura que la fomenta a diario en diferentes espacios, especialmente en los medios. Va siendo hora de poner a Bolivia en el diván y someterla a un somero psicoanálisis para curarnos del autoestima, de esa terrible amplificación de nuestros defectos para explicar todo lo que nos rodea. Otra Bolivia es posible y está frente a tus ojos. Estuve hace unos días en una carrera de autos solares viendo a estudiantes universitarios desarrollar, con mucho entusiasmo, vehículos basados en energía solar. Fascinante, porque ahí hay soluciones concretas a un problema cotidiano. Por otro lado, hoy se inaugura un gran Centro Oncopediátrico en Cochabamba, construido con dinero y recursos de mucha gente, empresas e instituciones que aportaron peso a peso para lograr una titánica tarea como esta. Somos capaces de grandes cosas y he ahí un ejemplo.

Las tragedias son ocasión para revisar nuestra conducta como sociedad. Algo de nosotros murió en ese avión. Algo de nosotros también nos hace culpables por toda la secuencia de errores sucedidos. El día en que podamos comprar un periódico (o un boleto) sin necesidad de supervigilancia y pagar honestamente, habremos superado esta etapa infantil de culpar a los demás y convertirnos finalmente, en una sociedad adulta. Bolivia en todo su potencial.