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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El lado oscuro de Roald Dahl, creador de grandes obras infantiles

El lado oscuro de Roald Dahl, creador de grandes obras infantiles
Érase una vez un pequeño huérfano que vivía con sus dos tías, unas hermanas sádicas que abusaron de él y lo esclavizaron, acosándolo, pegándole y haciéndole pasar hambre. Sin embargo, el huérfano se vengó, literalmente aplastándolas y, finalmente, escapando en una aventura hacia una vida mejor. No suena como el escenario para un exitoso libro infantil. Pero, ¿qué tal si te dijera que el vehículo usado en su huida fue una gigantesca fruta de piel velluda? La novela para niños "James y el melocotón gigante" surgió de las historias que Roald Dahl le contaba a sus hijas para dormir. El escritor británico ya había tenido un modesto éxito con sus cuentos para adultos publicados en revistas como New Yorker y Playboy.

Pero su primer libro infantil dejó a muchos adultos profundamente perturbados y, aunque vio la luz en EEUU en 1961, no fue hasta 1967 que una editorial británica se arriesgó a publicarlo. Al final, resultó un éxito. Luego vendrían 15 libros más, historias repletas de glotonería y flatulencias en las que esposas alimentan a sus maridos con lombrices y jóvenes son engullidos por gigantes y convertidos en ratones por brujas calvas sin dedos en los pies.

Hoy "El fantástico Sr. Zorro", “The BFG” ("El buen amigo gigante") y "Matilda" aparecen regularmente en las listas de los libros infantiles más populares de todos los tiempos. Sin embargo, la controversia sobre el autor, fallecido en 1990 a los 74 años, aún persiste. En las décadas posteriores a su publicación, "James y el melocotón gigante" fue fustigado, entre otras cosas, por acusaciones de racismo, blasfemia, referencias a las drogas e insinuaciones sexuales. Al hacer un examen más detenido de la obra de Dahl encontrarás algo que ofende a casi todo el mundo. Así, los Oompa Loompa de "Charlie y la fábrica de chocolate" aparecen representados como pigmeos que dan gritos de guerra, y los personajes femeninos tienden a ser cálidos o malvados, sin medias tintas. Y en "Cuentos en versos perversos para niños", Cenicienta es llamada "una sucia mujerzuela".

Maria Nikolajeva, profesora de literatura infantil en la Universidad de Cambridge, Reino Unido, rechaza la noción de que hay algo oscuro en los libros de Dahl. "Es uno de los más coloridos y divertidos autores para niños". Sin embargo, reconoce que hay problemas con sus puntos de vista, como en el caso de "Charlie y la fábrica de chocolate". "Wonka es vegetariano y solo come alimentos saludables, pero seduce a los niños con dulces. Es sumamente inmoral". En el caso de "Las brujas" el niño narrador, luego de ser convertido en ratón, decide no regresar a su forma humana por temor a vivir más tiempo que su querida abuela. "Decirle a los más jóvenes que muriéndose uno puede evitar crecer es algo cuestionable —llevado al extremo un estímulo al suicidio— y por lo tanto es un defecto tanto ideológico como estético".

Sin embargo, no se puede negar que Dahl sabía exactamente lo que le gustaba a sus jóvenes lectores: chocolates y brujas. Y también cosas que sonaban repugnantes y que ilustraba con el uso del Gobblefunk, el lenguaje que inventó para "El buen amigo gigante". "A los niños les gustan las historias asquerosas", resalta Nikolajeva. "Sirve como función cognitiva-afectiva: sabemos que es repugnante y esa comprensión nos hace superiores. Es saludable, pero debe ser repugnante combinado con el humor" (...).