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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Mito y rito

Mito y rito
Mircea Eliade, historiador de las religiones, manifiesta que el mito revela una ontología primitiva, una explicación de la naturaleza del ser. Por medio de símbolos, el mito expresa un conocimiento que es completo y coherente. Aunque los mitos puedan trivializarse y vulgarizarse a través de los siglos, la gente puede usarlos para volver al principio del tiempo, redescubrirlos y volver a experimentar su propia naturaleza.

El mito y el rito son dos dimensiones importantes del fenómeno religioso. Ambos son sistemas simbólicos, el primero por palabras y el segundo por objetos y actos. Son interdependientes entre sí, porque tanto el mito como el rito satisfacen las necesidades de las personas que los celebran; aunque cada persona tenga motivaciones emocionales diferentes. Asimismo, tienen la misma base psicológica, ya que están relacionados en función de las necesidades o carencias. El ritual es una dramatización simbólica y los mitos son la racionalización de las necesidades.

Según el mismo autor, el hombre se esfuerza por reactualizar periódicamente el tiempo del origen a través de rituales. Se trata de un eterno retorno a un pasado mítico que nada tiene de histórico. Sin embargo, Patricio Guerrero señala que el mito está cargado de historicidad, pues es la historia la que hace posible que la realidad sea contada a través de la palabra; son la realidad y la historia las que regulan el lenguaje mítico. Por ejemplo, en la cultura andina, agosto es el mes de los rituales y en este tiempo se manifiesta cierta ética de comportamiento colectivo, que refuerza o mantiene el pasado mítico, y lo hace a través de la palabra.

El rito es una conducta simbólica que se la realiza toda vez que se busca algo. Se lo puede concebir de manera simbólica o realista y responde a una interpretación religiosa, económica, social, de organización. A través del rito, se establecen relaciones entre los participantes y también se toma contacto con lo sagrado, reforzando la mutua relación de las personas con lo espiritual. Es un mecanismo de equilibrio social, el mismo que contribuye a la preservación de las costumbres sociales y religiosas, dando cuerpo y presencia a lo que no se puede ver, reforzando las creencias y la pertenencia e identificación de los individuos con su comunidad.

Hay diversos tipos de ritos que se los relacionan con la religiosidad, los mismos que generalmente se realizan cuando el individuo atraviesa un cambio de vida en su comunidad, como el nacimiento, el matrimonio, la muerte, etc. Asimismo, ritos como los agrícolas tienen que ver con la fertilidad y la productividad de la tierra. Los ritos tienen carácter de sacrificio y muchas veces parecen tener una intención mágica que esconde reacciones emocionales.

En nuestro medio, permanentemente se viven estas situaciones. Nuestra vida está mediatizada por rituales. Se atraviesan momentos de mucha carencia afectiva, económica, de salud, en ese sentido se acude a los rituales que llenan las expectativas y mantienen a las personas con la esperanza de resolver sus problemas, generando al mismo tiempo conductas que cumplen un rol de mediadores entre lo sagrado y la realidad que se vive. El rito es la relación entre el misterio, la fascinación y el equilibrio.