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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Chile cierra filas

Chile cierra filas
La imagen de la presidenta chilena Michelle Bachelet ha venido sufriendo una especie de caída libre hasta alcanzar en junio de este año el 22 por ciento de aprobación de su gestión, el peor porcentaje registrado en sus dos periodos de Gobierno.

La consultora privada Adimark, que desde 2006 mide cada mes a la administración chilena, tiene como parte de su análisis el hecho de que la cifra supone una bajada de dos puntos con respecto a la medición de mayo, en un mes marcado por la dimisión del ministro del Interior, Jorge Burgos; una querella por injurias presentada por Bachelet contra la revista Qué Pasa y la demanda que Chile presentó contra Bolivia en La Haya por los manantiales del Silala.

Sin embargo, si los problemas entre Chile y Bolivia estuvieran realmente influyendo en la caída de imagen de Bachelet, seguramente su canciller Heraldo Muñoz no sería hoy considerado el ministro mejor evaluado, con una aprobación del 71 por ciento; seguido de Claudia Pascual, ministra de la Mujer, con un 66 por ciento y la ministra de Deportes, Natalia Riffo, con un 59 por ciento de aprobación.

Es, en ese contexto, en el que se produjo el último impasse entre los gobiernos boliviano y chileno, a raíz de una visita del canciller David Choquehuanca a los puertos de Arica y Antofagasta junto con una comisión de casi 60 personas entre legisladores y periodistas bolivianos.

¿Estos impasses le ayudarán a Bachelet a mejorar su imagen en julio y agosto? Aún no se sabe, porque la visita de las autoridades bolivianas procedentes de los órganos Ejecutivo y Legislativo fue respondida con agresividad y medidas drásticas por parte del Gobierno de Chile, que decidió que a futuro quienes mandan en Bolivia deberán hacer el trámite respectivo para sacar visas diplomáticas.

Si es que esta reacción es tomada de forma positiva por los chilenos, es probable que esto permita mejorar la percepción de la población con respecto a la gestión de la Mandataria del vecino país.

Está claro que el Gobierno boliviano ha sacado de sus casillas a las autoridades chilenas porque, además, días después de que Choquehuanca visitara el vecino país para denunciarlo desde su propio suelo por una serie de incumplimientos al Tratado de 1904, el Primer Mandatario boliviano dijo que hablaría personalmente con su homóloga chilena para frenar estos atropellos.

Días después, tres expresidentes del vecino país: Sebastián Piñera, Eduardo Frei y Ricardo Lagos rechazaron todo lo dicho por autoridades bolivianas en los últimos días porque consideran que estas les mienten tanto a Bolivia como a Chile porque entre ambos países existe un tratado vigente que, según ellos, su país ha cumplido, mientras esto no ocurriría con Bolivia. Acto seguido, criticaron la visita del canciller Choquehuanca a Chile y le acusaron de “mentir groseramente”.

Evo Morales —dijo Sebastián Piñeira— es un hombre que falta groseramente a la verdad. Un día insulta, al día siguiente llama a su ‘hermana’. Yo le diría a Morales que lo que tiene que hacer es muy simple: cumplir los compromisos que Bolivia firmó y no estar permanentemente engañando a su propia ciudadanía y provocando a nuestro país con mentiras, insultos y muchas contradicciones”.

Con estas declaraciones, es por demás evidente que Chile está cerrando filas alrededor del Gobierno de Bachelet, acción similar a la que acontece en Bolivia, con el único bemol de que algunos entendidos en diplomacia han advertido que la administración de Evo Morales está jugando con fuego y exagerando en la forma en la que últimamente ha manejado las delicadas relaciones con el vecino país.

Habrá que ver en julio y agosto cómo se posesiona la imagen de cada uno de los mandatarios con respecto a sus poblaciones respectivas. Por tanto, no todo está dicho aún.