Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 20:52

UN POCO  DE SAL

Confunden sociedad con parroquia

Confunden sociedad con parroquia
¿Por qué algunos grupos conservadores de iglesias cristianas —incluso grupos de la Iglesia católica— rechazan la Ley de Identidad de Género? ¿Por qué les parece “atentatoria a los derechos de todos” una ley que permite ejercer el derecho a la identidad de género de una minoría social marginada y estigmatizada?

Las instituciones religiosas argumentan que la ley no fue consensuada con la mayoría del país; que va contra la “familia natural” y las “leyes de la naturaleza y la biología”. Asimismo, se proclaman “defensoras de los valores de la familia”, “portadoras de la verdad” ante la “amenaza de la ideología de género”.

Estas frases señalan el meollo del problema: las iglesias pretenden monopolizar “la” verdad —incluso en el ámbito público— sobre importantes temas relativos al ámbito privado y a la relación familiar: las formas de construir familia, el amor, la sexualidad, la procreación, el placer, la anticoncepción, el aborto, la identidad biológica y de género, etc.

A partir de descalificar a los estudios de género como “ideología”, desconociendo su carácter de estudios científicos, consideran la transexualidad o la transgeneridad como perversión del “diseño original”. No reconocen a personas gais, lesbianas y transexuales como sujetos con plenos derechos. Cuanto más, consideran a esas personas objetos de misericordia.

En la comprensión de su rol en la sociedad, las iglesias cristianas muestran no haber asimilado lo que es una sociedad moderna, plural y laica en lo que hace al ámbito público. Están estancadas en una concepción feudal-teocrática de lo social y lo político. Del hecho de que la mayoría estadística del país se asuma “religiosa” y “cristiana”, pretenden imponer un modelo de sociedad que ya no existe, y pasan a la pretensión de monopolizar la verdad y constituirse en rectoras y tutoras de la moral en la sociedad.

Por ello, es necesario recalcar que, en una sociedad plural, el ámbito y el espacio público son escenarios de respeto a los otros y otras y, por ello, los funcionarios no pueden ser sino laicos. Es la base para que se garanticen los derechos de todas las personas y grupos sociales. Al confundir sociedad con parroquia, las iglesias cristianas reflejan al mundo moderno todo lo contrario a la memoria liberadora de Jesús de Nazaret.