Son la alegre sorpresa de esta Eurocopa. Su pasión, su comunión con la grada, su emocionante celebración, su osadía en el campo. Es Islandia, la selección que apartó a Inglaterra del torneo y se planta en cuartos de final contra Francia.
En un país de 300.000 habitantes, todos se han volcado con su selección. Hay bromas sobre la forma en la que se hizo la selección para triunfar en esta Eurocopa, pero ellos disfrutan como nunca. Las audiencias de los partidos de Islandia en este torneo rozan el 100 por ciento .
Solo hay 120 jugadores «profesionales» en el país y ninguno juega en casa. Son 23 los que disfrutan de este verano de gloria en Francia; y dos entrenadores, uno de ellos, sueco, Lars Lagerback. Al menos, durante este verano en el que están soñando ellos y todo el país. Pero durante el invierno, de septiembre a mayo, los que hoy marcan goles o los paran, son granjeros, oficinistas o empleados en una gasolinera. Es Islandia.
El otro entrenador, Heimir Hallgrímsson, compaginaba su trabajo en el campo con la clínica dental. Aunque admite que este año apenas ha pasado por ahí, había que preparar bien a un equipo tan alegre como comprometido. El centrocampista Birkir Bjarnason, cuando no hay liga en Suiza donde juega, se dedica a la granja que tiene su padre. Jón Daði Böðvarsson trabaja en una estación de servicio en invierno.