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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Descolonizar el alma

Descolonizar el alma
La antroponimia es el estudio del origen y la significación de los nombres propios de las personas, a través de investigaciones históricas y antropológicas. Los nombres que se conocen tienen origen griego, germánico, romano, hebreo y arameo. Antiguamente, significaban lo que el niño personificaba para los padres. Posteriormente, se adoptan nombres familiares.

El significado de Noé es descanso después del diluvio; de Isaac, la incredulidad de Sara cuando supo que iba a ser madre; Jesús es salvación; Fernando es atrevido; Pablo es hombre de humildad. Actualmente, en ocasiones, se elige nombres para los hijos en función a la moda o cuando impacta algún personaje de telenovela o jugador de fútbol.

Desde el hemisferio sur, Elías Caurey, guaraní, sociólogo y etnohistoriador de su cultura, autor del libro “Tee reta ñane ñeepe” (nuestros nombres guaraníes), cuya presentación es mañana 1 de junio en la Feria del Libro de Santa Cruz, señala que, al invocar cada nombre guaraní, se recrea la cultura de esta nación.

En la cultura guaraní, los viejos son los dueños de la palabra. Ellos dicen que la persona “no se llama”, sino que “el nombre es lo que son”. El nombre es inspirado por los iya (espíritus tutelares) y es la esencia de la persona, de su espíritu. Es un pedazo de su ä (alma). Es un sujeto comunitario que es parte de la naturaleza y del mundo guaraní.

Para Elías, “el significado del nombre que se pone al infante tiene que tocar la esencia de ese ser”. “Hace algún tiempo, el guaraní tenía hasta tres nombres, dependiendo del contexto y con quién estuviera hablando. El escritor Elio Ortiz usaba este nombre en la sociedad boliviana, pero en su núcleo familiar era ‘Kapiiatä”. En castellano, quiere decir hierba mala y, en guaraní, pasto duro y resistente, haciendo honor a su nombre, pues él sobrevivió a una peste”.

Para el guaraní, uno de los pilares fundamentales de su cosmovisión es su “ñande reko”, que representa el ethos cultural. En ese sentido, a través del nombre se recrea el modo de ser, se recrea la historia de su cultura que ahora toma la palabra (ñee), siendo nuevamente sujeto histórico. El nombre guaraní es la “descolonización del alma”. Eso involucra descolonización del ser, rescatar la identidad histórica y cultural, pues en los nombres hay tanto la colonización como la resistencia.

El guaraní no se llama, el guaraní es lo que significa el nombre, el guaraní es esa identidad. Hay nombres que representan la luminosidad de la naturaleza hecha persona (Araecha significa como el cielo; Arandei, el alba; Yasiendi, plenilunio; Itatï, piedra blanca; Maruama, el que da la bienvenida a la lluvia). Hay nombres que vuelven a las raíces, recrean la cultura y el “ñande reko” o modo de ser.

Qué gratificante es conocer culturas que resistan a la “colonización del ser”, liberando los nombres que son la persona. Es lo más distintivo y categórico para reivindicar el alma guaraní. Una manera de vivir la historia contada por ellos es: “El ser libres en un territorio donde el hombre ‘pertenece’ al territorio, en el que recrea su forma de ser”.

Felicidades, colega Elías Caurey, por difundir tu cultura desde lo más íntimo de tu alma descolonizada, a través del libro “Nuestros nombres guaraníes”, cuya presentación en nuestra Llajta será el 9 de junio.